Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen II

– 929 – Una lectura de cuatro textos fundadores de los estudios literarios... •Mario Rodríguez excepción de El deslinde que trabaja con un corpus general. Se les reprocha con abundancia la visión homogeneizadora de la literatura hispanoamericana con que sostienen sus tesis. Estos autores suponían que la literatura hispanoamericana era una y altamente homogénea. Hoy día, por el contrario, se habla de literaturas hispanoamericanas en plural, marcadas por la heterogeneidad (Cornejo Polar), la transculturación (Rama) e hibridez (García Canclini). Frente al cambio, el esfuerzo más destacable de Henríquez Ureña que persiste, es poner en circulación una tabla de valores: nombres centrales y libros de lectura indispensables. Para el ensayista existe un modelo de intelectual: el hombre de letras, el individuo perteneciente a lo que Rama llamará más tarde el habitante de la Ciudad Letrada. Henríquez Ureña canoniza los nombres de los letrados: Bello, Sarmiento, Montalvo y Rodó. Hoy en día cuando la Ciudad Letrada ha sucumbido bajo las acusaciones de elitismo y belletrismo, la tentativa de edificar una tabla de valores letrados aparece como un llamado a los críticos literarios a no olvidar que los valores estéticos son parte fundamental de nuestro campo de conocimiento. Ariel de Rodó. El ensayista uruguayo plantea un enfoque identitario que quiere superar el positivismo que se encontraba en pleno auge en el 1900, año en que se publica el texto, que implicaba superar también al utilitarismo y a la llamada en la época “nordomanía”, aludiendo a la atracción por la nación del norte, los Estados Unidos. Se trata de una reivindicación del latinismo unido a lo hispanoamericano, bajo perspectivas humanistas e idealistas opuestas a los procesos modernizadores de la época, basados, precisamente, en el modelo de desarrollo norteamericano. En este contexto, “[l]a actividad literaria ha de manifestar clara y enérgicamente conciencia de su función social”. Este deber ser que se adjudica a la literatura es común a tres de los textos mencionados (la excepción es El deslinde ), especialmente, al de Mariátegui. En Ariel está planteada una contradicción fundamental que eventualmente serviría para fijar la identidad de Hispanoamérica: Contradicción entreAmérica Latina espiritual e idealista y Estados Unidos materialista y utilitarista. El binarismo es representado por dos figuras alegóricas extraídas de La Tempestad de Shakespeare: Ariel y Caliban. La oposición alegórica entroniza otros binarismos: cosmopolitismo vs. criollismo/ cientificismo - esteticismo/ sionismo - antisionismo/ patriarcalismo - feminismo/ anglofilia - yanquifobia. Completa las figuras, Próspero, maestro que enseña a Ariel y que tiene un esclavo caribeño, el ya mencionado Calibán, un esclavo deforme. La recepción de Ariel fue muy favorable desde su publicación hasta aproximadamente 1968, años de revuelta y de explosión de la izquierda latinoamericana. En las primeras generaciones intelectuales del siglo XX, predominó una lectura entusiasta desde los críticos liberales hasta los intelectuales socialistas. A partir de la estalinización de la izquierda de los años sesenta y el triunfo de la revolución cubana empezaron las impugnaciones, no absolutas, porque se trató de preservar a Rodó dentro de la biblioteca izquierdista latinoamericana por su rechazo a la nación del norte. La reconvención más crítica se asocia

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