Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen II
– 928 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier La afirmación ha sido recogida, muchas veces con fervor, por el pensamiento crítico hispanoamericano. Así, Osorio (2008) declara que es necesario integrar el conocimiento de nuestra literatura al proceso de identificación integradora de los latinoamericanos. Propone hacer de los estudios literarios una disciplina de conocimiento, de producción de conocimientos nuevos y colocar estos conocimientos al servicio de un proceso de identificación y de formación de una conciencia integradora. A su vez, Carlos Rincón (1978) enfatiza que la atención del teórico debe estar puesta en los modos de producción y recepción de las obras literarias en el contexto de las necesidades históricas-sociales del subcontinente y de su posición en los debates políticos, económicos y sociales. De aquí podemos inferir que la idea fundamental que sustentaría el análisis crítico de la expresión literaria enAmérica Latina no podría ser otra que contribuir a la formación de una identidad latinoamericana integradora y en contextualizar los modos de producción y recepción de la obra literaria. Como se puede ver, los valores estéticos están desplazados por los socio-históricos y las necesidades más urgentes a los que ellos apuntan, sin importar, sino lateralmente, la importancia decisiva que tiene en la expresión literaria, lo que Kant llamó la experiencia estética. Podría decir, que hay una notoria suspensión del juicio estético en aras del sociologismo. Ante ello, uno se pregunta: ¿es posible mantener la universalidad y la trascendencia del juicio valorativo sin perder de vista los logros alcanzados en las luchas emancipatorias? (Sarlo). Mi respuesta es que posible hacerlo porque no hay otra manera, a menos que sea la negación de las posiciones conservadoras que se juegan por la autonomía del texto o los resabios del realismo socialista que ponen todo el peso del análisis en el contexto. Volviendo a Las corrientes , el criterio de periodización es una combinación de categorías históricas, culturales y literarias, como por ejemplo, “Literatura pura” (cap. VII) y “La creación de una sociedad nueva” (cap. II). Los límites temporales de cada período –son ocho y son muy variables. El período que llama el florecimiento de “El del mundo colonial” abarca desde 1600 a 1800, mientras el correspondiente al cap. V “Romanticismo y anarquía” solo abarca 30 años: 1830-1860. Pareciera que el autor emplea un criterio histórico y cultural que se asemeja a lo que más tarde el historiador Braudel (2006) llamará períodos largos en oposición a otros temporalmente más breves. Un aporte importante en la relación entre América y Europa es el realizado a partir del cap. II, “una sociedad nueva”, en que afirma que las mentalidades de los españoles llegados a América cambiaron al ponerse en contacto con el Nuevo Mundo. Ello determinó que también hubiera un influjo americano en la cultura europea. Así, cuando Rubens copia el cuadro del Ticiano que representa a Adán y Eva en el paraíso, puso entre los árboles un guacamayo, un papagayo de fuego del nuevo mundo. En uno de los mitos fundadores de Occidente se incorpora la novedad fulgurante de un pájaro americano que no figuraba en la colección europea. El texto Las corrientes literarias fue publicado en 1949. Hoy en día recibe críticas que se pueden generalizar a los otros ensayos ya nombrados, con la
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