Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen II

– 900 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier En cuanto a la introducción de este vocablo en el español americano, los indicios parecen apuntar a las regiones de producción azucarera, que es básica para la elaboración de este tipo de aguardiente. Es bien sabida la gran relevancia que tuvo dicha industria en Las Antillas, en La Española y en Cuba a partir del siglo XVI, pero también en Nueva Granada, y de la implicación de los esclavos negros en ella (Saldarriaga 2017). Lo mismo sucede en la región centroamericana. Por ejemplo, tal es el caso de Costa Rica, a partir del siglo XVII (Fonseca 1989) 4 . La primera documentación del vocablo que conozco se remonta a 1798 en Cartago. Esta se halla en el Complementario Colonial, folio 6, del Archivo Nacional de Costa Rica (Quesada Pacheco 1995): Entre las buenas cualidades que he notado en casi todos los vecinos, es una la de su poca inclinación a las bebidas fuertes; pues a mas de usar otra q[u] e el aguardiente de caña, vulgarmente llamado guaro, no es tampoco en exceso y solo en los mulatos. De la cita anterior, no deja de ser significativo que se diga que el guaro sea una bebida consumida especialmente por ‘los mulatos’. La palabra guaro es de uso general en toda Centroamérica, pero también es conocida en Panamá, Colombia y Ecuador. Todo lo anterior hace sospechar que esta haya surgido en Las Antillas, presumiblemente en Cuba, y que luego se propagara al Virreinato de Nueva Granada durante la época colonial y de allí pasara a Centroamérica en el siglo XVIII como un término relacionado con la industria azucarera. 5. CONCLUSIONES La indagación etimológica de los aportes léxicos de las lenguas habladas por los esclavos africanos traídos a América ha adolecido de falta de rigurosidad en gran cantidad de ocasiones. Esto se debe especialmente al desconocimiento de la situación lingüística del continente africano, así como de la gramática de los idiomas que allí se hablan. Ya es hora de dejar de utilizar términos como ‘africanismo’ o ‘afronegrismo’ y más bien hacer referencia, por ejemplo, a bantuismo o directamente a kikonguismo o kimbundismo. Del mismo modo, el establecimiento de los presuntos préstamos ha sido dificultado por la falta de la aplicación correcta de los principios básicos de la ciencia etimológica. Entre los defectos más significativos en los que se suele incurrir, está, en primer lugar, la tendencia a proponer, como posibles étimos 4 Como en otras regiones, el ‘esclavo azucarero’ llegaba a valorarse en un alto precio (Fonseca, Alvarenga & Solórzano 2001: 31).

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