Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen II

– 893 – La indagación etimológica de los préstamos de lenguas africanas... • Mario Portilla Si entre éstos iba una familia, se componía del siguiente personal: padre, madre, hijas, niños, el perro calungo y las sirvientas que conducían el farol. (p. 25) Los significados que recurrentemente recogen las obras lexicográficas mencionadas son el de ‘perro’, ‘de pelo crespo’ (‘chino’) y ‘falto de pelo’. Los sentidos de ‘flaco, desnutrido’ pueden derivarse de ‘falto de pelo’, que daría la impresión de flacura. Igualmente, la referencia a la calvicie o escasez de cabello o vello en humanos es una obvia metáfora humorística a partir del cánido. En cuanto a la lengua que ha podido servir de fuente para este vocablo, Schwegler (2016) ha establecido con certeza que el kikgongo tuvo una importancia capital en la aportación léxica del palenquero (lengua criolla de base española de Colombia). Por ello, no sería extraño que ocurriera lo mismo en otros enclaves de población afrodescendiente en otras regiones colombianas. De acuerdo con lo anterior, propongo como posible étimo del vocablo calungo , la palabra ka-lúnga que se recoge en el Dictionaire kikongo – français de K. A. Laman Laman (1936): ka-lúnga , s. ku- , pl. ba- ou ma- , le rat de pharaon; mangouste. Crossarchus zebroides. Syn. ntóto . El término ka-lúnga está compuesto por el prefijo ka -, que es un marcador de clase nominal, y la raíz - lúnga . Hay que decir que el guion que coloca Laman es simplemente una indicación de la división morfológica interna de la palabra. Por tanto, la palabra realmente sería kalúnga . Dado que el vocablo calungo es un adjetivo en español, es fácilmente explicable que la vocal – a final haya sido interpretada como marcador de género y esto haya dado lugar a la alternancia canónica entre calungo (masculino) y calunga (femenino). Finalmente, el cambio de significado del étimo original de ‘mangosta’ a ‘perro falto de pelo’ no sería extraño, tomando en cuenta el aspecto de las mangostas, cuyo pelaje tiende a ser claramente escaso e hirsuto, en especial por cierto en la especie Herpestes ichneumon (‘rat de pharaons’). Si esto fuera correcto, habría que pensar que el sentido de ‘perro de pelo crespo’ sería un significado secundario posterior del vocablo calungo . Otro error en que se incurre frecuentemente es el de proponer como étimo un vocablo que presenta una forma muy distinta de la supuesta palabra derivada de él. Un ejemplo lo ofrece en el mismo texto de Megenny (1979: 114): BERENGUE (MERENGUE) (s.), Dulce de huevos y azúcar, plátano maduro y coco. Fulani: mererek·e – resplandeciente, trémulo. En primer lugar, la relación semántica entre berengue y mererek·e resulta demasiado extravagante, por decir lo menos, y por tanto no es aceptable de ningún modo.

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