Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen II
– 892 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier Ciertamente, es perfectamente admisible que las palabras derivadas sufran cambios de significado respecto del sentido original del étimo. Sin embargo, estos cambios en el contenido deben estar justificados razonablemente. Los significados de los vocablos “kaluNga” del kikongo y del kiluba y “kálúNga” del kimbundu presentan tal discordancia respecto del término calungo usado en Venezuela que el autor ni siquiera intenta defender su relación. Sin embargo, aún así los propone como posibles étimos. A modo de ilustración, presento una propuesta alternativa de etimología para la palabra calungo . En primer lugar, con el fin de determinar su posible significado original conviene revisar, aunque sea someramente, los registros de dicho vocablo en las variedades del español. El Diccionario de la lengua española (DLE) de la Real Academia Española define el vocablo calungo como “especie de perro de pelo crespo”. En la edición de 1925, señala su uso solo en Colombia. Sin embargo, en la edición de 1992, indica que se utiliza tanto en Colombia como en Venezuela. Pero, finalmente, en la última edición de 2014 vuelve a restringir su aparición solamente a Colombia. El Diccionario de Americanismos (DA) de la ASALE ofrece las siguientes definiciones del término. Calungo, –a. I. 1. adj. Co . Referido a animal, especialmente a un cerdo o a un perro, flaco, desnutrido. II. 1. adj. Pa . Referido a persona, calva o de cabello o vello escaso. 2. adj. Pa . Referido a animal, que no tiene pelo. pop. => esm. El DA indica, pues, que esta palabra se utiliza tanto en Colombia como en Panamá. Finalmente, vale la pena también considerar la definición que ofrece Morínigo (1998) en su Nuevo diccionario de indigenismos y americanismos : CALUNGO m. Col . y Ven . Perro de pelo crespo llamado también chino. El ámbito de uso de término calungo aparece restringido entonces a Colombia, Venezuela y Panamá. Los indicios hacen suponer que el vocablo pudo haber surgido en Colombia y que de allí se extendió a Venezuela y Panamá (que estuvo unida a Colombia hasta principios del siglo XX). No deja de ser significativo que la única referencia que recoge el CORDE sea de un texto también colombiano, La marquesa de Yolombó (1928) de Tomás Carrasquilla: Desde su llegada le conocieron a Miamo, un perro calungo muy asqueroso, y Sumercé, un gato pintado de blanco, negro y amarillo (p. 72). Otra referencia más antigua corresponde al libro Reminiscencias de Santafé y Bogotá (1901) de José María Cordovez Moure:
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