Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen II
– 888 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier No pocos investigadores del español americano (Lipski, Megenny, Perl, Schwegler, inter alia ) se han quejado de la poca importancia que se ha dado al tema de la influencia de las lenguas del África subsahariana en el español de América. Ciertamente, la ponderación de la influencia de lenguas africanas en el español ha sido oscurecida por la falta de conocimiento por parte de los estudiosos acerca de las lenguas habladas por quienes fueron traídos como esclavos a este continente. Por ello, muchas veces, también se mitifica el verdadero aporte de estas lenguas, en los planos fonológico y morfosintáctico, no solo en el español sino también en las lenguas criollas de diversas bases léxicas que se hablan en el continente americano. El caso de la consideración de los aportes léxicos de origen africano no escapa a estas mismas tendencias: el reconocimiento de los mal llamados afronegrismos en el español de América es casi siempre inseguro y especulativo. Enguita Utrilla (Aleza Izquierdo & Enguita Utrilla [coord.] 2010: 283-4) menciona 11 préstamos directos (según él más seguros) de “lenguas africanas” en variedades del español de América: banana, bembe, bemba, bongó, conga, jandinga, jolongo, macandá, malanga, marimba y yambú . Quesada Pacheco (2000 [2010]) presenta una lista de 19 vocablos igualmente para el español americano. De esta forma, el número de aportes léxicos de lenguas del África subsahariana en variedades del español en América no parece ser muy significativo. Sin embargo, este aporte léxico no pareciera ser tan escaso cuando se hace un repaso serio de la situación particular de ciertos países. Se puede citar, como ejemplo, el caso del español de Cuba, en donde Gema Valdés (2013) ha reconocido unos 200 vocablos de posible origen bantú referidos a actividades religiosas (específicamente relacionadas con la Regla de Palo Monte) y 36 que se utilizan en el habla coloquial cubana en situaciones ajenas a esta religión. Como he dicho antes, uno de los mayores defectos en el estudio de los aportes léxicos de lenguas africanas ha sido la falta de rigurosidad metodológica a la hora de determinar estos presuntos préstamos. Es sumamente frecuente –más bien esto ha sido prácticamente la regla– que se den por aceptados como “afronegrismos” o “africanismos” algunos vocablos sin el establecimiento cierto de su etimología. En parte, esto se debe a la falta de un conocimiento, siquiera superficial, de las lenguas que hablaron los inmigrantes forzados que llegaron a América desde inicios del siglo XVI y hasta finales del siglo XIX. 2. RELEVANCIA DE LAS LENGUAS BANTÚES EN LOS APORTES LÉXICOS Para empezar, los mismas denominaciones de “afronegrismo” y “africanismo”, desde el punto de vista de la lingüística histórica, son erróneas y desorientadoras. El término “africanismo” (o “préstamo africano”) para referirse solamente a los aportes léxicos de las lenguas de pueblos subsaharianos ya es de por sí abusivo,
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