Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen II

– 844 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier vastos territorios planetarios y hablada por muchos millones de personas. Esta vastedad y esta cantidad llamaban a la diversidad que el panhispánismo terminó resolviendo sin las imposiciones de otro tiempo, sino convenciendo a hablantes y estudiosos sobre las posibilidades que proyectaba un concepto tan conciliador y justo. Varias frases del magistral prólogo a su gramática podrían ilustrar perfectamente su pensamiento, a este respecto. De entre ellas, me gusta mucho la que reza: “No se crea que recomendando la conservación del castellano sea mi ánimo tachar de vicioso y espurio todo lo que es peculiar de los americanos” (Bello 1951 [1847]: IV, 12), pues anida aquí la esencia del panhispanismo como credo igualitario, en boca de un espíritu conservador y ordenado como Bello. Con muy pequeñas variantes teóricas, el concepto llega hasta nuestros días para conducir la política lingüística panhispánica de las académicas y para instalarse en el imaginario científico en la ciencia lingüística del presente en lengua española. Es tan cierto esto, que la Asociación de Academias, que desde 1951 comenzó a congregar a las academias bajo un mismo esquema de actuación, está conformada hoy por corporaciones que ejercen liderazgo en la geografía del español, tomando al panhispanismo como el motor de sus gestiones descriptivas mayores: el Diccionario de la lengua española (panhispánico a partir de su edición 23), la Nueva gramática de la lengua española y la Nueva ortografía de la lengua española , el Libro de estilo, según la norma panhispánica y el Glosario de términos gramaticales. El giro notable ha consistido en hacer de la norma del español asunto de panhispanismo y nunca más una imposición nacionalista de ninguna especie. Esta última referencia recae, como se sabe, en la España pensinsular y su inconsistente apropiación de la lengua en calidad de dueños, como se creyó en otras épocas. Las academias panhispánicas han instalado hoy sus intereses descriptivos en el desarrollo de una norma policéntrica que “desnacionalice” la visión de la lengua y que en su lugar muestre la imagen de una que está abierta a las diferencias e interesada en todo lo que suponga crecimiento a partir del sistema, en independencia del lugar de donde provenga el hecho lingüístico motivo de la descripción. La democracia de la lengua venía a entenderse como objeto, sujeto, causa y consecuencia de la política panhispánica 3 . Un credo, ahora centrado en la teoría del uso y como homenaje moderno a Bello, se hacía fuerte en la consolidación de una gramática de la libertad 4 y de un diccionario de todos y para todos. La Real 3 “El deseo de panhispanizar es decisivo en la relectura democrática del futuro”, ha dicho con gran acierto el poeta y escritor Luis García Montero, actual director del Instituto Cervantes (García Montero 2019: 124). 4 Este sería el título que darían Iván Jaksič, Fernando Lolas y Alfredo Matus Olivier, a un volumen que en nombre de las academias de ASALE potenciaría la figura precursora de Andrés Bello, al compilar sus estudios miliares sobre el panhispanismo (Bello 2013). Este libro ha sido publicado en dos oportunidades: la primera en ocasión del fallido V Congreso

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