Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen II

– 839 – Tipología de las academias de la lengua española • Francisco Javier Pérez Así comenzó a entenderse el concepto de academia regional a fnales del siglo XIX cuando en Hispanoamérica se comienzan a fundar las academias de algunos países que funcionaron como academias “correspondientes” de la Real Academia Española, en la terminología de ese tiempo y que perduró casi hasta el presente, cuando algunas corporaciones han rechazado llamarse con dicho apelativo. Evidencias de esto son muy claras en la comparación entre la primera de las academias hispanoamericanas, la Academia Colombiana de la Lengua, correspondiente de la Real Española, fundada en 1871, y las académicas argentina y uruguaya, nacidas respectivamente los años 1943 y 1931, que vinieron a llamarse Academia Agentina de Letras y Academia Nacional de Letras. Sin embargo, también se entendió como academia regional aquella que estuviera destinada al estudio del habla de alguna región específica del territorio de una nación. Se trataba de instituciones que se repartían la lengua nacional para estudiarla en particular y no bajo la obligatoria factura de la lengua toda de un país. Por lo general, el concepto de región era uno que estaba asociado a la distribución territorial. El ejemplo más claro de esto es sin duda el de España, país que alberga en su seno academias de las distintas lenguas que se hablan en la península ibérica y que, en algunos casos, las asocia con fronteras políticas que no siempre guardan conexión con la verdad de la realidad lingüística o dialectal. En este punto, hay que decir que en la conceptualización de las academias regionales se encontró una fórmula mixta que reunía comunidades autónomas y provincias que pertenecían a esas comunidades. En España, como quizá en ningún otro país hispanohablante, se concretó la creación de academias de otras lenguas que convivían con el español y de regionales del propio español, es decir, corporaciones dedicadas al estudio de los regionalismos y dialectalismos de cada una de esas zonas, tanto de las unilingües como de las bilingües. En primer orden, las academias linguísticas o literarias de las otras lenguas o dialectos del español hablados en la Península: la Real Academia Galega (1906), Institut d’Estudis Catalans (1907), Real Academia de la Lengua Vasca. Euskaltzaindia (1918), Academia de la Lengua Asturiana (1980), Real Academia Asturiana de las Artes y las Letras (1919), Academia de la Lengua Balear (1992), Academia Valenciana de la Lengua (1998), Academia Canaria de la Lengua (1999) y la Academia Aragonesa de la Lengua (2013). Después, las academias o instituciones de zonas de España, en la doble vertiente cultural, histórica, literaria y lingüística: Real Academia de Buenas Letras de Barcelona (1729), Real Academia Sevillana de Buenas Letras (1751), Real Academia Hispano Americana de Ciencias, Artes y Letras (1875) y el Instituto de Estudios Canarios (1932). Esta enumeración, que no busca ser exhaustiva, recoge instituciones que han descollado haciendo énfasis en la marcación regional de sus intereses, frente a una lengua nuclear como el español, lengua mayoritaria de España. En Hispanoamérica la situación de las academias de otras lenguas y su trato con el español presenta también algunos modelos de interés. Hay que

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