Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen II

– 832 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier Y también, por otro, aunque muchísimo más escaso, el sufijo -illo : potrillo , 98, y pastorcillo , 99, 189. Pero, por encima de estos dos sufijos, destaca el diminutivo en -ino , del que prescinde CJC: mana un hilino , 59, la mi prendina , 68, nietina , 107, sillina , 134, carina , 139, ropina , 143, lucecitas ~ lucecinas , 162, abuelina , 164, criaturina , 175; al poquinu rato, 63, poquino a poquino , 163, se puso muy malina , 68, pequeñinu , 139, guapinu , 139, chiquinina, chequinina , 148, pequeñina , 156, pachuchino , 156; cerquina , 172. Estamos ante un sufijo que se considera caracterizador de las hablas extremeñas, que, ‟en todas las alquerías de las Hurdes se utiliza con prodigalidad [...]. Este es el diminutivo imperante, con escasas excepciones” (Velo Nieto 1956: 101); y, como en las Hurdes, es, como señala González Salgado 2007: 1978), ‟–sin lugar a dudas– el más utilizado en la actualidad por los hablantes extremeños”. Sin embargo, este mismo filólogo precisa que ello no significa que este sufijo sea aceptado en el lenguaje formal, en el que está estigmatizado (González Salgado 2007: 1978), a diferencia de lo que ocurre en portugués, donde siendo la opción entre -inho e -ito paralela a la que se da en Extremadura entre -ino e -ito , el port. -inho tiene también más extensión que -ito , y su empleo se acomoda bien al lenguaje formal. Esta distancia entre lo coloquial y lo formal que tiene un sufijo caracterizador del extremeño, como es -íno le lleva a CJC a evitarlo, distanciándose de este indicio de dialectalidad profunda , que quitaría universalidad al intento de crear un modelo de lengua rural. ¿Guarro (con perdón) o garrapo? Terminaré fijándome en una pincelada más con que CJC evita dar brochazos dialectales más gruesos para pintar un cuadro en que están muy matizados los usos del occidente peninsular. Se trata de la voz guarro , escrita con la sarcástica precaución de pedir disculpas por su empleo, como para mostrar así la seguridad del protagonista, capaz de bajar su registro, cuando en su relación de los hechos demuestra por dos veces (1/10) que conoce (y no pide perdón por citarla) la voz más común cerdo : Un pueblo [...] bastante rico en olivos y guarros (con perdón), 1/26; teníamos también un par de guarros (con perdó n) o tres (1/31); un guarro (con perd ón) le comió las dos orejas. [...] Si mal había estado hasta entonces, mucho más mal le aguardaba después de lo del guarro (con perdón); pasábase los días y las noches llorando y aullando como un abandonado [...]. Cuando un guarro (con perdón) se le ponía a la vista, cosa que en la provincia pasaba tantas veces al día como no se quisiese ... (4/58)

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=