Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen II
– 830 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier estaba recurriendo a algo que considerara vulgar, sino sencillamente disidente del uso cortés actual, pero común en esa modalidad campesina de la lengua, que acoge bastantes usos antiguos olvidados en la ciudad. No en vano en el Quijote lo encontramos aún empleado no solo por Sancho, sino también por el cura: ‟yo y maese Nicolás [...] íbamos a Sevilla” (2004, I: 344) y hasta por el duque: ‟Yo y la duquesa” (2004, II: 879). Las preposiciones como pistas de usos antiguos Un uso preposicional, como ‟en hacerlo de propósito”, 17/158, nos conduce igualmente a esta forma de hablar que aparentando pasar por rural nos acerca a la legua clásica. De propósito está en el diccionario académico y en el propio DPD, s. v. propósito , § 2, donde se señala que es ‟bastante menos usual” que a propósito »; M. Seco: 1987, s.v. propósito conecta más con la historia, al señalar que tiene un uso literario: ‟ A propósito , adverbio, ‘adecuadamente’ o ‘deliberadamente’. En este segundo sentido, que es el más usual, también se emplea, literariamente, la forma de propósito ”. En el CDH encontramos, entre varios ejemplos más, los dos siguientes del siglo XVI: del P. Las Casas: ‟habían entrado por casualidad y no de propósito” y de Baltasar del Alcázar: ‟me puso de propósito los cuernos”. La apariencia de que algo es rural nos recuerda usos más antiguos aún que los del período clásico de nuestra lengua, como el siguiente que nos hace pensar en el medieval ribera de la mar : ‟ allí la tuvieron, orilla a la cama de mi madre ”, 3/34; ‟lo puse orilla de la carretera”, 16/148, que alterna en una ocasión con ‟me encontré a la orilla de la mar” (14/131). Y esto curre igualmente con algunos casos del de expletivo: ‟me da risa de pensar que tardaras tanto tiempo en caer ” 7/75; ‟ ¿cómo fue de marcharte otra vez?” 18/164. S. Su á rez (1979: 137) los interpreta como uno de esos latiguillos que van ‟teñidos de énfasis” y M. Ll. Hernanz (1999: 2283) los explica razonablemente como un hecho habitual con determinados verbos en español antiguo y en lenguas romances como el catalán o italiano; aparte de tratarse de algo corriente en el occidente peninsular, que Velo Nieto (1956: 111) ejemplifica en las Hurdes por medio de un ‟No me gustaba de decil”. El tinte que hace aflorar aquello rural que parece conservar los usos antiguos no queda atrapado en la uniformidad de un experimento. No olvida el escritor que la gente tiene una manera variada de expresarse, que huye de la uniformidad. Por el contrario, CJC (al que ya hemos visto que hace alternar yo y mi mujer ~ mi mujer y yo y la orilla de ~ a la orilla de ) alterna distintas preposiciones; así, al situar las cosas en el espacio moviéndolas hacia un límite, tenemos varios casos en que para señala el lugar al que se dirige la persona: ‟la mande para casa” , 8/90; ‟yo tiré para casa” 9/94; ‟ tiraba para la buhardilla del Estévez ”, 14/130; pero recurre también a la más normal hacia : ‟me fui hacia él” (8/93). Lo mismo ocurre con precisiones espaciales como las que permiten a la vera : ‟ se sentaba a
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