Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen II
– 823 – El recurso a las hablas occidentales sureñas para la construcción... • José A. Pascual 2. ALGUNOS OCCIDENTALISMOS LÉXICOS Los ejemplos que voy a presentar son solo una pequeña muestra de ese complejo entramado de posibilidades por las que se mueve CJC para construir un modo de hablar (y escribir) de cuño no urbano, muy distante de los excesos vulgares con que se suele caricaturizar el lenguaje rural, y que tiene, en cambio, un aire como de español clásico. Para ello echó mano de algunos restos del leonés sureño, que emergían distinguiéndose claramente de lo castellano, pero bien trabados con un dialecto con el que, aparte de sus coincidencias de partida, había compartido luego varios siglos de historia común. Partir de las peculiaridades leonesas conservadas aún en el campo le permitieron a Cela construir un modelo de lengua semejante, en gran medida, a la de la ciudad, pero con discrepancias suficientes para que pudiera verse como diferente a esta. Se llega así curiosamente a la construcción de un lenguaje que nos lleva más a lo antiguo que a lo rural, que combina la llaneza en la expresión, propia de la lengua del primer Renacimiento, con un contenido teñido de estoicismo tardo-renacentista con que se presentan unos hechos como si fueran inevitables, narrados por un campesino que pretende explicar y explicarse la tragedia de su propia vida. Veamos unos cuantos rasgos léxicos occidentales –son muchos los que quedan en el tintero–, caracterizadores de ‟los hombres del campo”, a los que pertenece Pascual, y no a los de ‟las poblaciones” (14/133) 3 . Galán Me he hecho alguna vez la pregunta sobre cómo interpretaría, con un diccionario en la mano, un francés, o incluso un joven español, ese galán que aparece en la novela en el momento en que se le acerca a Pascual un mozo, acompañado de una pareja de la guardia civil. Quien se llega a él es el nieto de una anciana a la que el protagonista había estado a punto de herir de gravedad, al espantársele la yegua en que iba montado cuando entraba en la villa. Todo se resuelve inmediatamente, pues, no hay mejor cosas que saber usar la palabra y hacer sonar a bolsa, en cuanto le llamé galán y le metí seis pesetas en la mano se marchó más veloz que una centella y más alegre que unas castañuelas (8/89). Sobre saber usar la palabra, poco nos orientará en este caso el DLE (y es razonable que así sea, tratándose de un diccionario que debiera basarse sobre todo en el uso) 3 En adelante localizaré los pasajes citados de la obra separando, por medio de una barra inclinada, el capítulo y la página, según la edición de La familia de Pascual Duarte editada por J. Urrutia, que figura en las referencias bibliográficas.
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