Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen II

– 754 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier En relación a lo manifestado por López Morales, creemos que resulta más específica la tarea de la sociolingüística, en el concepto que nos ofrece Manuel Almeida (2003: 35), quien señala: “es la disciplina que se ocupa del estudio del significado social de las unidades del lenguaje”, indicando, además, “que lo que importa es constatar cómo los grupos sociales de una comunidad utilizan las unidades del lenguaje (fónicas, gramaticales o léxicas), para transmitir significados sociales”. En otro orden de ideas, se conoce que: al concepto de competencia sociolingüística le sigue el de actuación sociolingüística, que pertenece al individuo y como tal es irrepetible; sin embargo, la identidad, el hecho de pertenecer a una misma comunidad lingüística, le otorga una coherencia y un paralelismo a la actuación lingüística de los sujetos hablantes. Al respecto, algunos sociolingüistas, en el estudio de la variación, encabezados por Labov, han decidido “estudiar la estructura lingüística en grupos porque supone la existencia de un sistema coherente, susceptible de ser descrito por medio de reglas variables, patrocinadas éstas tanto por factores lingüísticos como sociales” (López Morales 1989: 37). Por otra parte, como nuestro estudio se centra en una comunidad de habla, creemos pertinente analizar este concepto. Labov (1972/1983: 312 y ss.), define la comunidad de habla como: “un grupo de hablantes que comparten un conjunto de actitudes sociales respecto de la lengua que usan”. Esta postura ha sido reelaborada por Labov, pues admite que existen diferencias generacionales y de clase en las respuestas a las actitudes, lo que muestra que no son tan uniformes. Respecto de esto, Manuel Almeida (1999: 30-34) expresa que el concepto de comunidad de habla hay que considerarlo con cierto relativismo, pues no será difícil comprobar que el grupo no es compacto en todas sus características sociales y lingüísticas, y lo ilustra indicando que en varias investigaciones se ha apreciado una tendencia de todos los niveles estratificacionales a valorar, como una conducta subjetiva e inconsciente, el uso de formas lingüísticas de mayor prestigio o estatus social y a reducir las variantes valoradas negativamente o de menor prestigio o estigmatizadas. En relación con la mayor o menor valoración de las formas lingüísticas a emplear por un hablante, sería una variable importante considerar la relevancia de la estratificación social de una comunidad de habla, pues ella, como expresa Blas Arroyo (2012: 209) 7 , “Hoy, parece un hecho evidente que la estratificación social caracteriza a las sociedades urbanas contemporáneas y que ello tiene un reflejo directo en el habla”, y enfatiza “en el habla, al igual que en otros hechos sociales, las diferencias entre unas clases sociales y otras pueden pasar 7 Blas Arroyo, José Luis.2012, p. 782.

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