Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen II

– 744 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier enseñanzas explícitas. “Pero también se llega al punto en que son transmitidos de manera difusa y que, lejos de formar un conjunto sistemático, constituyen un juego complejo de elementos que se compensan, se corrigen, se anulan en ciertos puntos, permitiendo así compromisos o escapatorias” (Foucault, ídem: 26). Los programas indigenistas latinoamericanos, las propuestas escolares bilingües indígenas y las plataformas sociopolíticas de organizaciones indígenas muestran a lo largo de la historia contemporánea la movilidad de los aparatos prescriptivos e ideológicos. La consecuencia de la discusión anterior es que las representaciones poseen funciones múltiples que pueden estar próximas a la situación que designan o separarse completamente. Desplegarse o yuxtaponerse en una superficie semántica abierta. De esta característica deriva la dificultad teórica en este estudio de poder establecer si las funciones abiertas –no inherentes– de las representaciones sociolingüísticas favorecen o perjudican las condiciones de regulación y ordenamiento que está en la base de la reflexividad sobre el lenguaje y la comunicación. Otra dificultad teórica nomenor es el despliegue recursivo de las representaciones reflexivas. La recursividad reflexiva consiste en convertir creencias o proposiciones reflexivas en objetos de referencia de nuevas proposiciones. Una postura intencional de primer orden –orden I, en la terminología de Dennett (1996)– asume creencias y deseos sobre muchas cosas, pero no sobre las creencias, actitudes y deseos. Un sistema intencional de orden II expresa creencias y deseos sobre creencias, actitudes y deseos, propios o de otros. Por ejemplo: Creo que el problema de la gente en mi comunidad indígena es tener creencias de inferioridad etnolingüística. Un sistema intencional de orden III es capaz de hazañas intelectuales como Opino que usted cree que no tiene las mismas creencias lingüísticas que la otra gente de su pueblo , mientras que un sistema intencional de orden IV resultaría algo como lo siguiente: puedo creer que usted quisiera que creyera que usted creyera determinadas cosas sobre su cultura , y así sucesivamente. El paso desde el orden I al orden recursivo II constituye una transición a niveles abstractos de razonamiento, en la que los sujetos deben mantener su mente en la diversidad lingüística y en la determinación de las circunstancias que explicarían las diferencias. Sin embargo, aunque se pueda considerar una progresión en el tipo de intencionalidad de las mentes interpretativas, no produce de un modo directo una línea divisoria entre mejores y peores hablantes, entre individuos comprometidos con sus comunidades e indiferentes. No jerarquiza ni clasifica las intencionalidades. En el marco de la actividad reflexiva de los hablantes, la transición desde un sistema intencional de primer orden a un sistema de orden II representa un episodio intelectual de enorme importancia que refleja nuevos mecanismos cognitivos de la intencionalidad. En efecto, propongo que la transición recursiva de las representaciones reflexivas constituye un recurso para el desarrollo de un tipo de pensamiento personal, crítico y creador de alternativas.

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