Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen II
– 741 – De creencias y actitudes a reflexividad: transiciones... • Héctor Muñoz Cruz de comunicación que articula razonamiento, lenguaje y actividad comunicativa (Paredes Martín 2001): ¿Debe nuestra mente, sus propiedades intencionales a las propiedades intencionales de las herramientas simbólicas que utiliza habitualmente y, de modo especial, a las propiedades semánticas de la lengua o lenguas en cuyo uso somos competentes? ¿Es el lenguaje público (y otros instrumentos de representación simbólica) el lugar donde buscar la clave de la intencionalidad de nuestra mente en lo que se posea de peculiar? (Acero 2001: 31) La posibilidad de responder esta interrogante descansa en la concepción de intencionalidad de un estado mental como aquella propiedad que consiste en la posesión de un cierto contenido, es decir, significado y/o referencia. En suma, estar dotado de propiedades intencionales es poder representar –dar sentido– como una actividad mental derivada de las operaciones de identificar y denominar los referentes (Figura 1, Infra ). Nivel del sujeto del objeto intencional Noesis Razonamiento, acto intencional Noema Referente, objeto significado Materia (hyle) datos de los sentidos Nivel del objeto intencional Figura 1. Componentes de la estructura intencional Fuentes: Philautarchie. Net (2006) y Bronckart (2004) En general, el concepto de ‘sentido’ abarca dos interpretaciones que permiten establecer una crucial diferencia entre acción comunicativa y sentido o significado. Dar sentido consiste –en una de las interpretaciones– en aquello a lo que el hablante se refiere, lo que intenta decir. La segunda interpretación, en cambio, consiste en lo que significa o predica el enunciado. Con base en este postulado, Ricœur (2006) sostiene que el sentido es tanto noético como noemático. A su vez, la intencionalidad tiene que ver con la orientación ( directedness ) o la referencia de los estados mentales. La intencionalidad incluye –y se toma a veces por equivalente– la representación mental. Esta forma de concebir la intencionalidad se debe en buena medida a John Searle (1983), quien intentaba establecer una clara diferencia entre las capacidades representacionales de los actos de habla y las creencias, deseos y demás estados mentales. En términos de J. Searle, los estados intencionales son controlados por condiciones de satisfacción (Searle 1995). En el caso de la creencia, las condiciones de la satisfacción son las condiciones bajo las cuales la creencia se considera verdadera. En el caso de una opinión, son aquellas bajo las cuales
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