Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen II

– 740 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier 1. El lenguaje –a través de palabras y formas discursivas– permite la apropiación e interiorización de contenidos y expresiones del pensamiento ( noesis, concebir, juzgar y razonar) 12 . 2. La apropiación y la interiorización de estructuras lingüísticas favorecen la organización de unidades temáticas o significativas en el contexto de una comunidad de habla. 3. En la práctica, la apropiación y la interiorización de tipos de discursos reflexivos sobre las lenguas están asociados a una tipología de razonamientos. Este tipo de operaciones reflexivas constituyen un conjunto abierto, continuo y flexible, una amalgama de representaciones sin fronteras, con diseños abiertos, que también cristalizan como representaciones idiosincrásicas y estereotipadas dentro de una comunidad de habla. Por razones vinculadas a las necesidades de las organizaciones socioculturales, los razonamientos sociolingüísticos abiertos, individuales y continuos –aunque solo sean representaciones parciales y fragmentarias sobre las lenguas y sus comunidades– tienden a agruparse y reorganizarse en torno de los significados más difundidos, públicos y aceptados. Esta transición revelaría una de las vías hacia la estandarización del funcionamiento psíquico (Bronckart 2004). En efecto, la transición del razonamiento continuo, flexible, abierto hacia unidades discretas constituye –en el marco del constructivismo sociohistórico– la condición básica para la emergencia de un pensamiento consciente. Solo cuando las formas representativas se desdoblan y se organizan en unidades discretas, se puede desplegar el movimiento autoreflexivo, característico del funcionamiento psíquico consciente (Vygotsky, op.cit. ). En suma, estos principios nos conducen hacia las tres operaciones que –según la Logique de Port-Royal– caracterizan la actividad semiótica de noesis (concebir, juzgar y razonar). Una es la operación de concepción o delimitación o estabilización de unidades de pensamiento, producto de interiorización de los signos, en tanto que entidades representativas sociales. La segunda es la operación de juzgar que es el producto de la interiorización de estructuras predicativas, valorativas. Y la tercera es la operación de razonamiento, que es el producto de la interiorización de estructuras discursivo-textuales (Bronckart, ídem ). Faltaría ahora considerar la dimensión de la intencionalidad, para cerrar el ciclo de la concepción de la reflexividad sociolingüística como un mecanismo básico 12 Este principio corresponde en cierta forma a la teoría saussureana, en el sentido de que los signos son entidades de representaciones individuales o, aún más, como representaciones sociales de representaciones individuales. Cuando los hablantes interiorizan los signos lingüísticos, usan esta propiedad meta-representativa, que es la condición sine qua non de la emergencia del carácter autorreflexivo.

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