Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen II
– 739 – De creencias y actitudes a reflexividad: transiciones... • Héctor Muñoz Cruz lo que hace especiales a estas actividades discursivas reflexivas. Según Knuuttila ( idem ) hay una naturaleza estropeada en estas explicaciones, lo que requiere mayor atención analítica; no necesariamente para ponerse a favor o en contra de estas tentativas de explicación. Otra consecuencia de la exploración de las interrelaciones entre sujeto e investigador en las actividades reflexivas es la reedición de la discusión sobre representación y objetividad. Si se aceptara que el conocimiento social y cultural está producido históricamente de manera contingente, entonces habría razón suficiente para cuestionar la objetividad de las representaciones científicas. En verdad, la reflexividad del hablante –pero sobre todo la reflexividad del investigador– revela que la introspección y cierto espíritu crítico introducen una gran complicación en las bases cognitivas y evaluativas de las representaciones reflexivas 10 . Para conceptualizar el proceso de investigación en los términos propuestos, involucrando la interrelación sujeto-investigador con el objeto de investigación, es necesaria una teoría de la actividad reflexiva, en la que sujeto y objeto se incluyan en la ontología. Así, la reflexividad consistiría en un mecanismo comunicativo sobre el sujeto mismo y sus actividades, implicando también recursos de retención de rasgos, sobre las cuales orientar los razonamientos 11 . A partir de las reflexiones precedentes, resulta evidente que constituye una gran dificultad teórica entender la organización y el uso comunicativo del describir, juzgar y razonar sociolingüísticos. Esta observación nos regresa a la tradición filosófica que se ocupaba del vínculo entre conocimiento y actitudes. ¿Sobre qué bases cognitivas se desarrolla entonces la actividad reflexiva acerca del lenguaje? El nudo fundamental de esta cuestión es saber cómo funciona la interrelación entre lenguaje y pensamiento, en el contexto de razonar, valorar y regular una convivencia sociocultural específica. La epistemología constructivista (sociohistórica) constituye una buena fuente para responder esta interrogante, a partir del postulado de que el conocimiento se edifica mediante la interrelación dinámica entre lenguaje y conceptos (Vygotsky 1995; Baquero 1997). Desde esta perspectiva, recupero y reformulo tres principios que permiten caracterizar la actividad reflexiva: 10 Existen elementos para considerar que existe una crisis de validez de la representación. Los estudios actuales son una consecuencia de esta supuesta crisis, que podrían remediarse si se reconociera la relación ambigua que existe entre los textos del investigador y la realidad estudiada. En realidad, concentrar la atención en procedimientos y técnicas tiende a colocar la atención lejos de los problemas fundamentales asociados a las cosas, tales como el papel de la lengua, de la interpretación y de la selectividad en el trabajo de investigación, lo que subestima la necesidad de la reflexión. 11 La teoría de la actividad reflexiva se enfoca sobre acciones prácticas y analiza su naturaleza mediada y contextualizada en sistemas, antes que en la cabeza de las personas (Bastardas i Boada 1997; Dortier 2004).
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