Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen II
– 698 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier O el nombre de una planta como el chinchilín , como explica Mántica (2003: 278), cuyas frutas suenan como sonajas o cascabel al momento de moverlas. Incluso, un adjetivo, basado en el canto ruidoso de la chachalaca (del nah. chachalini , ‘parlar’), aplicado a la ‘persona hablantina y bulliciosa’. Y ya he citado el caso del nombre de una sardina, que en mi pueblo la llaman chumbuluna , porque se mantiene a flor del agua y con el menor ruido, chumbulún se zambulle. Y hay quienes ven en la palabra chicha (‘seno de la mujer’), un posible nombre onomatopéyico, del nah, chichi , ‘mamar’, (Mántica 2003: 273): “… visten tilmas de algodón… y hüipiles de pecho, hüipiles de plumas, especie de blusas con que se cubren las chichas …”. (Valle-Castillo 1999: 53) 3.b. Creación indirecta (por sufijación) En ese proceso de formación, hay un recurso fácil, espontáneo, popular y universal, podríamos decir, porque resulta aplicable indefinidamente a toda palabra susceptible de tal derivación: la sufijación. Se trata de un expediente de gran vitalidad. Un hontanar inagotable de renovación y enriquecimiento del idioma. Este recurso consiste en tomar la voz como base y agregarle, como piezas, elementos compositivos (afijos) al comienzo (prefijo) o al final (sufijos). Tufo , en español general, significa ‘hedor’; pero nuestros hablantes le agregan el sufjo –oso y forman una nueva palabra para designar al individuo ‘engreído y vanidoso’. ¿Qué razones motivaron la creación de tufoso si ya tenemos fachento ? La necesidad de descargar en aquel adjetivo una connotación despreciativa. ¿Por qué no tomó fachento como base para formar fachentoso , por ejemplo? Porque el olor desagradable y penetrante de tufo le resultaba apropiado para formar una palabra ( tufoso ) que connotara con mayor expresividad la repugnancia al presumido que desprecia a los demás por considerarlos de inferior categoría: “Con uno es una tufosa y cuando ve a un jefe hasta le baila las nalgas” (Quintana 1985: 79). Otro caso de sufijación en el habla nicaragüense, es la palabra chanchera para referirse al recinto donde sesionaban los diputados de la era somocista. ¿De dónde se formó el término? Sin duda, de chancho , el animal considerado por muchos como glotón y sucio. Y si aquellos diputados eran considerados por el pueblo como individuos inmorales (‘sucios por dentro’) que medraban a costa de los impuestos, como glotones insaciables, la chanchera llegó a significar también la ‘pocilga’ donde sesionaban aquellos funcionarios despreciados en su mayoría por el pueblo: Esa asociación del chancho con el político alcanzó notoriedad internacional cuando el comando Rigoberto López Pérez del FSLN asaltó el Palacio Nacional el 22 de agosto de 1978 y tomó como rehenes a todos los diputados que allí sesionaban dando legitimidad al somocismo. “Operación Chanchera” le llamó el pueblo a la acción guerrillera, aunque el nombre que le dio la organización guerrillera fue “Operación Muerte al Somocismo Carlos Fonseca Amador (Bravo 2018: 162).
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