Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen II
– 691 – De la semántica nicaragüense • Róger Matus Lazo Para poder disfrazar su irresponsabilidad las diferentes empresas y dueños de barcos inventaron la figura del saca buzos , que tiene el trabajo de enlistar a los buzos y cayuqueros, los apunta en un listado y los presenta al dueño de la embarcación, de tal forma que cualquier demanda o reclamo no es contra la empresa; los dueños de barcos decían en ese entonces: “Nuestro único empleado aquí es el saca buzos ”, y de esa manera se burlaron de la dignidad y derechos de miles de trabajadores del mar (END * /07/08/2009). Y la frase floja de la baticola aplicada a la mujer de cascos ligeros solo tiene su explicación en el término baticola , una ‘pieza de cuero de la grupera que va debajo del tronco de la cola de la cabalgadura’: “No es lo mismo floja de la boca que floja de la baticola , porque la primera se refiere a la persona que dice con su lengua lo que quiere, mientras que la segunda se refiere a la que hace con su cuerpo lo que no debe” (END/07/08/2009). En los casos citados –y en muchos otros– el sentido figurado no logra borrar el sentido original del término que le sirve de base. Bréal –citado por Fernández González y otros (1989: 88)– afirma: “La significación nueva, sea la que sea, no pone fin a la antigua; el mismo término puede emplearse alternativamente en sentido propio o metafórico, en sentido restringido o extenso, en sentido abstracto o concreto”. 2.b. La lengua: cambio en su contexto social Bally –citado por Vossler (1957: 124)– nos recuerda que la lengua es una función del espíritu humano y de la sociedad. Y “actividad consciente” y “actividad del espíritu”, agrega el mismo Vossler (1957: 126). Y esa lengua –inmersa en esa realidad social cambiante, como hemos dicho– sufre igualmente un proceso de continuos cambios –la característica más importante, según Dubois (1994: 89)– resultado de las distintas necesidades del ser social y su manera de ver el mundo. En verdad, las ideas y sentimientos –como las cosas– están siempre en continuo cambio, y las palabras deben seguir esta tendencia y procurar expresarlos con mayor precisión. La forma pronominal rebuscársela se empleaba antiguamente para referirse a ‘los esfuerzos que una persona realizaba para desquitarse las pérdidas en un juego’ o ‘recobrar lo perdido en malas transacciones’. En la actualidad –por debilitamiento o atenuación de un significado negativo– se perdió aquel sentido de cierta connotación peyorativa, para adquirir otro más digno: ‘emplear el ingenio o la perspicacia para hacerle frente a un problema o dificultad’. “Fue duro estar en la calle, pero uno se la tiene que rebuscar para sobrevivir, más, si como yo, tenés cuatro hijos….” (END/09/06/2007). * Las siglas END: corresponde al periódico de Nicaragua El Nuevo Diario de Nicaragua.
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