Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen II
– 690 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier “Algunos cortaron un cuarto de lata o un polvo como se conoce en la medida” (Guido 2001: 19). Una sociedad que evoluciona es una realidad que reclama nuevos nombres para nuevos objetos o nuevos conceptos. A los hablantes solo les queda el reto de saber encontrar las palabras adecuadas para expresar sus pensamientos y descubrir qué pensamientos expresan las palabras que oyen. Porque –como afirma Cuadra en el prólogo a la primera edición de El habla nicaragüense , de Carlos Mántica (2003: 7)– “… si es verdad que el lenguaje lo hacen los hombres y es un instrumento para expresar ideas, también es cierto, y en una proporción mucho mayor, que el lenguaje «nos hace» a nosotros y «da forma» a nuestras ideas”. 2.a. La palabra y su sentido: decisión o necesidad de los hablantes Recordemos que son los hablantes los que les asignan sentido, significado a las palabras. Fernández y otros (1989: 40), refiriéndose a las más recientes tendencias operacionales o contextuales del significado, afirma: “El verdadero significado de una palabra ha de encontrarse observando lo que el hombre hace con ella, no lo que dice acerca de ella”. Y siempre en un contexto de comunicación condicionado por determinados entornos, circunstancias y lugares específicos. Porque el contexto en su versión más amplia, está constituido –así lo entiende Slama–Cazacu (citado por Geckeller 1984: 65)– “por todos los medios de expresión lingüísticos o extralingüísticos (palabras, gestos, etc.), pero también por la situación completa que rodea a una palabra y que determina su sentido”. Y toda palabra es, ante todo, un reflejo de la manera cómo construimos el mundo de la vida. Nos muestran las preferencias, los intereses, las creencias, el sistema de normas, las costumbres de una sociedad. El concepto de gorra (‘un obsequio que comprende dulces, golosinas y hasta juguetes’) no puede entenderse sino en el contexto de nuestras purísimas (‘fiestas populares de carácter religioso en honor a la Inmaculada Concepción de María’): Por este abolengo de la gorra –escribe Marvin Saballos– que viene de tan antiguo en nuestra cultura debemos de rescatar el término, especialmente en este significado de solidaridad, compartir cristiano y humano. La gorra es el obsequio que se brinda con fe y alegría, abriendo las puertas de nuestros hogares sin discriminación ni exclusiones (LP/07/12/2006). Tampoco se puede entender el mal de la sirena sino entre buzos de la Costa Atlántica afectados seriamente por la descompresión: “Ha intentado curar a buzos afligidos por el mal de la descompresión, que ellas llaman el mal de la sirena , pero la curandera dice que ese tratamiento es costoso, requiere tiempo y días” (Morales 2010: 22). Ni esos buzos pueden demandar a la empresa, porque los dueños de los barcos evaden toda responsabilidad a través del saca buzos , la persona que los recluta:
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