Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen II

– 687 – De la semántica nicaragüense • Róger Matus Lazo ¿Se habrá quedado el vocablo encerrado solamente entre los límites comarcales de mi pueblo? No es extraño, porque el verbo cotiar (‘espiar’), se quedó entumido en Matagalpa (cabecera del departamento del mismo nombre): “–Cotiar es mirar sin ser visto –decía muy seriamente el Cuique” (Blandón 2005: 27). El sustantivo cojinillo (‘cajón forrado con zinc para transportar agua’) no salió del alero de Somoto (cabecera del departamento de Madriz): “Nací en el 42 y ya había muchos burros por aquí. Ellos eran los encargados de jalar agua en cojinillos” (Mendoza M. 2016: 30). Y cuilca (‘babosada, excusa, pretexto’) se enraizó en Jinotega (cabecera del departamento del mismo nombre): … se pasó un gran rato escogiendo taco, hasta que por fin encontré el que quería gritó; lo que cuenta para mí es el peso, agregó. Sólo cuilcas es el Palo comentó uno de los que estaba en palco, o sea en la gran banca de madera donde por lo general se instalan sólo los mirandas, vale decir los jugadores retirados como Marenco por ejemplo (Uriarte 1996: 111). 2. LA PALABRA Y EL CAMBIO POR LA EVOLUCIÓN DE LAS SOCIEDADES El lenguaje, constituyente esencial de la estructura del ser humano, es –consecuentemente– ínsito con su propia naturaleza y por tanto inseparablemente unido al individuo y su entorno. Dice Fernández González y otros (1989: 119): “Es imposible hablar de la lengua –de signo, de significado, etc.– sin insertarla en el contexto de la sociedad que la utiliza dándole vida, en el contexto de la cultura en que ha surgido, y sin verla como reflejo (causa-efecto) de todas las contradicciones que puedan manifestarse en los grupos humanos de esa sociedad”. Aun las comunidades sociales más cerradas –nos recuerda un gran discípulo de Saussure– no viven del todo en el aislamiento (Bally 1962: 174). Todos, de una u otra manera, “vivimos en sociedad y hablamos su lengua” (Rosenblat 1984: 331). Y esa lengua –rasgo fundamental de identidad del grupo que la habla– es también elemento de “cohesión”. Martinet afirma: “El idioma hablado por una comunidad constituye el lazo más elemental, pero también el más fuerte entre sus miembros. Lo que a un individuo le da conciencia de pertenecer a un grupo social es, antes que nada, la lengua; ésta condiciona la cohesión del grupo” (1975: 392). Y como los grupos sociales experimentan procesos de continuos cambios, la lengua tiene que responder a esa dinámica de renovación constante que reclama designaciones , porque las realidades son nuevas o porque han ido adquiriendo nuevas significaciones y matices. ¿Cómo responde la lengua a una realidad cambiante? Particularmente con la creación de nuevas palabras, la desaparición de otras, las modificaciones

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