Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen II

– 686 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier comunicativo. Al léxico le corresponde el cometido de exteriorizar por la palabra fónica –y generalmente gráfica– el nombre de los objetos sociales, sean estos bienes concretos o conceptos que necesitan ser expresados o representados. Es el “mentar” de que nos habla Vossler, una fuerza viva de naturaleza “espiritual”: “Hay en todo hablante un esfuerzo psíquico, un “mentar” algo; y todo oyente o lector que reconoce lo que el hablante “mienta”, comprende su lengua. Las palabras que nada “mientan” son simples ruidos. En el “mentar” está el valor espiritual del habla” (1957: 137). La realidad puso a la vista un objeto social , una persona con un ojo azul y otro verde, y había que crear o recrear la palabra para designarlo. Cada ambiente y sus particulares condiciones de vida –nos recuerda Ullman (1967: 136)– crea sus propias necesidades y problemas peculiares. Porque todo hablante “desde la mañana a la noche y desde el período prenatal hasta la muerte, se ve literalmente asaltado por las significaciones que le solicitan por doquier y por los mensajes que le alcanzan en todo momento y bajo cualquier forma” (Greimas 1976: 12). ¿Podrá la palabra de marras haber sido empleada en todo el departamento de Chontales? Es posible. Patebolsa , ‘amante de una mujer casada o arrejuntada’ se usa en todo el departamento de León. ¿Habrá trascendido el uso de chaquiro a otras regiones? No necesariamente, pero también es posible. El mamífero llamado perico ligero o perezoso es conocido como cúcala , en Chontales y el Caribe: “… cerca de ahí, en un guásimo, una cúcala traída de Potosí, dormitaba, apenas movida por el viento que mecía las ramas” (Avellán 2006: 177). ¿Podría haber sido denominado el objeto con otros nombres en otras zonas geográficas? Nada se puede descartar. Mulear es una voz que solamente se utiliza en el Norte de Nicaragua, porque en otras partes se denomina parrandear los surcos para referirse a la acción de cortar el rojito (‘fruto del cafeto en plena maduración para ser cortado’) buscando las matas con ramas más cundidas del grano: –No se debe sobar la rama, sólo cortar el rojito y el pinto amarillo, no cortar hojas, bajen las ramas con cuidado, los sacos y canastos cuídenlos, no parrandeen los surcos (en la sexta Región le llaman mulear y es la acción de despojar de café los mejores palitos de otro surco sin hacer el corte total) (Guido 2001: 19). El mamífero roedor que nuestros indígenas llamaron tepezcuinte , es conocido en Chontales y otras regiones como güilla guardatinaja y guardiola : “La noche también sorprendía a los hombres con sus raros habitantes como los cuyes, guatusas, güillas o guardatinajas , guardiolas les decían unos” (Avellán 2006: 42). Otro dato: tepezcuinte (o tepeiz cuintle ), es una voz azteca: tepetl , ‘cerro’; izcuintli , ‘perro’, que en caribe se llama gibinat ”, en mísquito ibihna , en sumo y ulúa uía , en guatuso curí , en rama culí , en sutiaba axi y en pipil tepexcuinte (Valle 1972: 282-283).

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=