Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen II
– 613 – La honra-virtud y norma explícita en las Siete Partidas ... • Petrea Lindenbauer La honra y su “antónimo”, el castigo, son el tema proeminente en la presentación de las clases más importantes militantes o para los que arriesgan en su lucha, lo máximo. Así lo resume, por ejemplo, el título Como los que se aventuran a guerra de mar deuen ser guardados, e honrrados, quando bien fizieren, e escarmentarlos, quando fizieren el contrario ( ibid .; 2.24.10; análogamente para los adalides 2.22.3). Por su rol preponderante en las contiendas, deben ser honrados en particular los caballeros. Así se reflejan los dos polos en que se ancla el mundo caballeresco: En que manera deuen honrrar [sic] los caualleros ( ibid .; 2.21.23), o por otro lado: Por quales razones pierden los caualleros honrra de la caualleria (2.21.25). La honra se vincula, pues, con prioridad a la exigencia y el deber morales de luchar contra el enemigo. Cuanto más luchador, mayor fama, respeto y honra. Ser vencedor o tener los enemigos bien vencidos equivale a ser honrrado ( ibid .: 2.26.2). La función de las clases combatientes en las batallas hace de ellos individuos de por sí dignos de honor, con la condición sine qua non de que ayuden en la victoria. Según su comportamiento “honrado” o “deshonrado” pueden esperar galardones o castigos: si el seruicio fuesse en algund fecho de armas que ouiesse con sus enemigos, en que le ayudasse por sus manos a vencer, e honrrarse dellos: assi como derribando la seña del cabdillo de la otra parte: porque los que con el fuessen ouiessen ende ser vencedores, deuele doblar todo el bien que ante le fazia. E si esto non fiziesse, auiendo poder de lo fazer, deuele tirar el Señor todo el bien fecho, que del auia, e quitarlo de si, deshonrradamente, porque mostro, que non auia sabor [antig. un ‘deseo del ánimo’, NTLLE, Autoridades 1739, s .v. sabor ], de honrrarle de sus enemigos. Mas si le matasse el cauallo, porque ouiesse de ser preso el cabdillo sobredicho, o el lo prisiesse por su mano, o le matasse, a tal como este deuele su señor heredar: o fazer otro bien de su auer, porque pueda Ssempre beuir honrradameynte (López: 2.27.4). Las dos citas siguientes documentan, por una parte, la evidenciación de esta función esencial de los militares de guardar la honra del rey, y, por otra, el uso antiguo del sintagma verbal transitivo honrarse de / sobre enemigos : Otrosi a los que lo [al Rey] honrrassen de sus enemigos, matando el cabdillo de la otra parte, o prendiendolo, puedeles dar honrra de fijosdalgo a los que lo non fueren por linaje. E al que fuesse sieruo de otro, puedelo el fazer libre (López 2.27.6); COmbatiendo algunos, villa, o castillo, o fortaleza, aquellos que primeramente la entrassen, farian dos cosas. Primeramente grand esfuerço, como auer seydo pocos, a tomar a muchos la fortaleza, de que eran apoderados, e prenderlos, e tomarlos dentro en ella. La otra razon, lealtad conoscida, como en ayudar a su señor, que sea honrrado, sobre sus enemigos, e acrescentandolo en heredamiento dellos, que es cosa de que le viene pro, e honrra ( ibid .: 2.27.7). El respeto de las clases combatientes es evidenciado también por señales exteriores, de vestimenta, de armas, de ornato, del animal de silla ( En que
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