Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen II
– 1191 – Alcances sobre la toponimia. Teoría y praxis • Claudio Wagner físicas referentes a la vegetación, la hidrografía o la fauna, además de realidades culturales como pequeños poblados, edificaciones aisladas, etc. Y cuando cualquiera de estas realidades ha sido referenciada por la toponimia, puede ocurrir una de dos cosas: o el topónimo permanece, aunque ya no designe la realidad física de carácter natural que lo motivó, porque esta ha desaparecido (bosque, río, laguna), o simplemente termina por perderse cuando se trata de un referente de carácter cultural, que dejó de ser útil y también ha desaparecido. Caso especial parecen ser aquellos topónimos de carácter cultural que se mantienen y que se corresponden solo en parte con la realidad existente, como ocurre con pueblos, yacimientos, estancias, etc. en abandono, que permanecen físicamente, pero sin vida humana ( Oficina Humberstone, Sewell, Minas de Puelma, Estancia San Gregorio ) . La entidad a cargo de esa cartografía oficial suele ser en cada país un organismo del Estado, llámese Instituto Geográfico Militar (el caso de Chile), Instituto Geográfico Nacional, o de otra forma, constituido por un equipo de expertos especialistas en geografía, geología, lingüística y otras disciplinas, cuya tarea principal supone mantener actualizada la cartografía oficial, lo que, en la práctica, significa: a. Modificar nombres vigentes de determinadas entidades geográficas, por la necesidad de actualizar la ortografía ( Aisén > Aysén, Coihaique > Coyhaique ); b. Sustituirlos por otros –aunque durante un tiempo indeterminado convivan ambos, el antiguo y el nuevo–, por razones de orden turístico, reconocimiento histórico, valoración cultural u otras ( Isla Más Adentro > Isla Santa Clara, Isla Más Afuera > Isla Alejandro Selkirk , del Archipiélago Juan Fernández ; Aeropuerto Pudahuel > Aeropuerto Arturo Merino Benítez ; Isla de Pascua > Isla Rapa Nui ); c. Incorporar nombres toponímicos nuevos ( Islas Piloto Pardo , Cabo Yelcho ), ya que, potencialmente, cualquier elemento geográfico o cualquier intervención del hombre en la naturaleza es susceptible de recibir una nominación, y d. Eventualmente, en contadísimas ocasiones, suprimir un nombre, por transformación de la realidad física o desaparición de la realidad cultural referenciadas. La actualización de una cartografía oficial, así como su elaboración, cuando no la hay, supone varias etapas: 1. la recogida de topónimos de una zona, cuando las circunstancias lo aconsejen; 2. su normalización , es decir, el establecimiento de ellos atendiendo a unas normas o criterios determinados; 3. su oficialización , es decir, la aprobación final de los nombres geográficos por una autoridad competente, siguiendo un procedimiento administrativo, y su publicación oficial. Todo el proceso tiene su complejidad, especialmente las dos primeras etapas. El paso inicial de la primera etapa, que consiste en la recogida en terreno de la información que se busca, de boca de los lugareños, y luego la comprobación de que el nombre recogido esté debidamente generalizado en el habla de la comunidad local en estudio, servirá de base para el paso siguiente: la interpretación de ese nombre, con el apoyo de la investigación tanto histórica como documental (tradición local, crónicas, cartografía antigua, diccionarios de
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