Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen II
– 1190 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier 1. Motivación libre: descripción de la característica morfológica más relevante del terreno; homenaje a un personaje de rango histórico; interés por poner de relieve la presencia que en el lugar tiene un elemento de carácter cultural que se inaugura; reconocimiento a quien por cuya orden se descubrió o colonizó tal lugar; aprecio por determinado nombre religioso, signo o suceso ligado a la religión; reconocimiento de un hecho histórico de importancia nacional; interés por destacar la actividad, habitualmente económica, más importante del lugar, etc.: Desierto de Atacama, Península Antonio Varas, Lautaro, Observatorio Cerro La Silla, Templo Votivo de Maipú, Paso Cardenal Antonio Samoré, El Litio, etc . 2. Motivación específica: retención de un topónimo conocido, caro a la experiencia del nomenclador, que se asumirá tal cual o se distinguirá del modelo por medio de un morfema o un lexema diferenciador: a) Topónimo europeo: [Salamanca] > Salamanca ; [Cartagena] > Cartagena b) Sufjjo con valor de ‘procedencia’, como Brasil ia < [Brasil] o Cartag ena < [Cartago]: no registrado. c) Lexema antepuesto con el valor de ‘lo que acaba de aparecer´: [Galicia] > Nueva Galicia > (Isla de Chiloé); [Ciudad Imperial = Toledo] > La Imperial > Nueva Imperial d) Relacionador de con valor de ‘localización’: [Santiago] > Santiago de Chile , [Valdivia] > Valdivia de Paine 4. TOPONIMIA Y CARTOGRAFÍA OFICIAL En todos los países dotados de una cultura con código escrito existe una cartografía oficial con su nomenclatura toponímica, porque, en primer término, la realidad física no existe en tanto no sea designada por el lenguaje, y luego, porque cualquier autoridad, y no solo ella, necesita de una nomenclatura geográfica inequívoca para hacer cualquier referencia al territorio de una nación, a una zona del mismo, o a una realidad física exterior a esa nación, y no solamente del léxico común de la lengua en uso. Ahora bien, la cartografía oficial de ningún país es definitiva, porque la geografía tiene vida, como el hombre que la habita. Y no solo porque, según la escala que se utilice para levantar una cartografía toponímica –no será lo mismo una cartografía de escala 1:500.000 que una hecha a escala mayor, como 1: 50.000, por ejemplo–, el nomenclátor va a ser diferente en cantidad, sino porque la realidad física es cambiante, se transforma por acción del tiempo y de perturbaciones naturales como inundaciones, sequías o sismos. Y también por la intervención humana, que ha provocado la desaparición de realidades
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