Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen II
– 1182 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier pueden ser nombres simples o derivados, como La Pampa , El Arena l, Agua Amarga, Pampa Gallinazos, Puerto Velero, Portillo , Placilla de Esmeralda, pero igualmente pueden serlo nombres que adquieren la función toponímica al ser calificada metafóricamente la realidad: Brazo Suroeste, Sierra del Buitre, Mantos de la Luna, Cordón Las Parvas, Seno de las Nieves. La toponimia de cualquier lugar trata de palabras que están sujetas, en su formación, a los mismos procedimientos habituales en el repertorio léxico de una lengua determinada, tanto en el plano formal como en el semántico, puesto que se trata de signos de la lengua. En efecto, si nos atenemos al plano formal, los topónimos pueden ser nombres derivados, como hemos visto ( Vizcachitas, Ladrillero, Carrizalillo, Riachuelo ), compuestos ( Río Negro, Casablanca, Seno Ventisquero ), colectivos ( Frutillar, Arboleda, Algarrobal ), abstractos ( Concordia, Las Ánimas, Peor es Nada, Angostura ), sintagmas nominales, con uno o más componentes ( Las Vegas de Chañaral, Observatorio Cerro La Silla) , metáforas (Monte Caracol, Punta Cuchillo, Cordillera Serrucho ), sinónimos ( La Ciudad Jardín por Viña del Mar, Isla de Pascua por Rapa Nui ), etimologías populares ( Niebla , Corral ), etc. En el plano semántico, un problema interesante que se suele presentar se refiere al significado del topónimo procedente del nombre común vigente en la variedad dialectal del territorio por estudiar, que no siempre es coincidente con el significado que el mismo nombre tiene en la lengua común o en otro(s) dialecto(s) de la misma lengua. En Gran Canaria, por ejemplo, Mina significa ‘excavación subterránea por la que se extrae agua potable’ y Montaña, ‘cono volcánico’, significados que no coinciden con otros dialectos del español ni con el español común o general, pero sí con los mismos apelativos usados en la lengua común de la isla, que remiten a accidentes característicos de los suelos de la mencionad a isla (Trapero 1999: 285-6 y 288). El otro asunto, que se tratará en el apartado que sigue, tiene que ver con la posibilidad de que los topónimos transparentes o descriptivos puedan ser estructurados semánticamente, como lo está el léxico común o general de una lengua cualquiera, salvo las terminologías o tecnicismos y las nomenclaturas (Coseriru 1977: 96-107). 2. INVESTIGACIÓN TOPONÍMICA Trapero ha demostrado que es posible hablar de estructuras semánticas en el léxico de la toponimia siempre que éste proceda de apelativos que se encuentren vigentes en la variedad dialectal del léxico común de la lengua en uso. Lo que ciertamente no significa que todo este léxico toponímico esté organizado en campos semánticos . De hecho, el análisis realizado por el mismo Trapero sobre un extenso corpus de 12.800 topónimos recogidos en Gran Canaria, determinó que el léxico de la toponimia, específicamente el de la oronimia o geonimia, se
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