Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen II

– 1121 – El valor de la Lengua Española • Darío Villanueva REPÚBLICA POPULAR CHINA Aprincipios de 2018 el gobierno chino aprobó un nuevo diseño de la enseñanza secundaria y del bachillerato en el que se contempla la inclusión de otras tres lenguas extranjeras en la oferta del currículo educativo además de las tres ya existentes, el inglés, el japonés y el ruso. Se trata ahora del español, el francés y el alemán. Según informaciones posteriores, nos consta que las autoridades competentes manifestaban la necesidad de contar con apoyo para afrontar los dos grandes retos que su decisión plantea: por una parte, disponer de suficiente profesorado, bien nacional bien de nativos hispanohablantes, y por otra, contar con instrumentos docentes ad hoc : materiales didácticos, unidades y ejercicios prácticos, documentación y bibliografía sobre la lengua española. Estos problemas han lastrado desde un principio las magníficas expectativas que se abrieron a principio de este siglo cuando se promulgó en Brasil otra ley para hacer obligatoria, gradualmente, la oferta del español en enseñanza media, y opcional en los tres últimos cursos de primaria. En China cada año se presentan a las pruebas de acceso a la Universidad nueve millones de estudiantes, y las superan ocho. Quiero decir ocho millones (de otro modo estaríamos hablando no tanto de una selección sino de una verdadera masacre selectiva). Sumando los ciclos de secundaria y de bachillerato, son más de sesenta millones los alumnos a los que, en aplicación del nuevo diseño curricular antes mencionado, se les ofrecerá la posibilidad de estudiar español antes de entrar en la Universidad. En este momento, de las 3000 Universidades que existen en China, unas 120 cuentan con departamentos de español. En aquel total, destacan ochenta catalogadas como “nacionales”, algunas de ellas especializadas en los llamados “estudios internacionales”, en consonancia con lo que desde hace ya varios decenios constituye una de las prioridades estratégicas del gobierno: la apertura al exterior, la “internacionalización”. Entre las ocho mejores universidades nacionales de este sector se encuentra SISU, la Universidad de Estudios Extranjeros de Shanghai, alma mater de destacados políticos, diplomáticos, profesores y ejecutivos de empresa. En este momento, según informaciones proporcionadas por el Instituto Cervantes, que viene ejerciendo desde comienzos de siglo una labor admirable en sus centros de Pekín y Shanghai, se sitúa en torno a los 50.000 el número de ciudadanos chinos que estudian español. La cifra homóloga correspondiente al inglés es abrumadora (varias decenas de millones), lo que da fe de las posibilidades de crecimiento que nuestro idioma tiene, dado su potencial y su condición de segunda lengua del mundo por el número de hablantes nativos, después, precisamente, del chino mandarín.

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