Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen II

– 1118 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier lenguas de todo el mundo. Según esta referencia, el español es la segunda lengua del mundo por número de hablantes nativos, 477 millones, solo por detrás del chino mandarín, lo que representa un 7,8% de la población mundial. Ocupa el mismo lugar en cuanto al número de sus estudiantes no nativos, más de veinte millones, importante rubro en el que hay que destacar el creciente interés por el español en Asia y el África subsahariana. En Costa de Marfil, por caso, hay ya 568.561 estudiantes de nuestra lengua y 2.319 profesores, solo en media y secundaria. Sin disponer de cifras actualizadas en lo que se refiere al conjunto del Magreb, destacaré sin embargo que en esta región mediterránea el español cuenta con circunstancias favorables de índole geográfica, histórica y cultural, amén de una presencia excepcional de centros del Instituto Cervantes, enArgelia, en Marruecos y en Túnez. Según fuentes acreditadas, en 2017 se computaban solo en Marruecos 80.000 estudiantes en diversos centros educativos. Por otra parte, el español es la tercera lengua en internet, la segunda en Facebook y Twiter. Y en consonancia con la dimensión económica que ya hemos planteado, según las previsiones de la Insead Business School , en 2030 se convertirá en la segunda de intercambio comercial tras el chino. En cifras totales, somos 572 millones las personas que hoy la utilizamos, y las previsiones para 2050 se sitúan en los 750 millones. No es, por lo tanto, hiperbólico ni chovinista calificar hay por hoy al español como lengua ecuménica o lengua global , de la que se ocupan 24 Academias pertenecientes a otros tantos países de África, América, Asia y Europa, la última de las cuales es laAcademia nacional del judeoespañol constituida como correspondiente de la RAE a principios de 2010. Es la segunda lengua desde tal consideración después del inglés que, no lo olvidemos, disfruta de un estatuto privilegiado como lingua franca ni más ni menos, déjenme decirlo sin pelos en la lengua, porque la lengua de Shakespeare y Henry Ford ganó la segunda guerra mundial. El pasado año 2019 se conmemoró el quinto centenario del comienzo de la expedición capitaneada por Fernando de Magallanes y concluida tres años más tarde con la llegada a Sanlúcar de Barrameda de la nao Victoria al mando de Juan Sebastián Elcano. Se completaba así la primera circunnavegación del globo terráqueo, el atisbo inicial de lo que hoy se ha dado en llamar, precisamente, globalización. Se trata de la característica más determinante de nuestra época, y de una civilización decisivamente marcada por los avances tecnológicos de la sociedad de la comunicación. Quisiera mencionar un ejemplo práctico de esta globalización que afecta a nuestra lengua común. Hasta ahora, y desde 1780, el Diccionario de la lengua española ha sido un libro que en 2002 se digitalizó para ofrecerlo en acceso libre en la red. Ya en 2017 fueron 750 millones las consultas que se hicieron desde doscientos países del mundo, no solo desde dispositivos fijos como las computadoras, sino también desde tabletas o teléfonos inteligentes. Nunca, en

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