Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen II

– 1116 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier EL VALOR ECONÓMICO Fue pionero en este planteamiento el académico y vicedirector de la RAE don Ángel Martín Municio, bajo cuya iniciativa y dirección se publicó en 2003 una primera obra titulada precisamente El valor económico de la lengua española que recogía el resultado de la investigación, financiada por uno de los grandes bancos españoles (Santander), en la que intervinieron siete economistas. Lo que Martín Municio les encomendó a sus colaboradores, y no llegó a ver publicado por su fallecimiento en 2002, fue determinar el valor económico de la lengua española mediante la cuantificación de su porcentaje en el producto interior bruto (PIB) del país. Para ello, los autores se ocuparon de medir la aportación a nuestra economía de todas las actividades para cuyo desarrollo es imprescindible una presencia determinante del idioma. No se circunscribieron a la valoración de las llamadas “industrias de la lengua”, esto es, la lengua como producto, sino que ampliaron su campo de atención a todas las producciones en las que el idioma constituye un elemento esencial. La selección de actividades y productos vinculados a la utilización de la lengua incluía cuatro grandes apartados. El primero resulta obligado: todas las actuaciones generadoras de bienes y servicios relacionados directamente con el idioma. Se trata, pues, de la industria editorial, de la producción de objetos para la escritura, de las citadas “industrias de la lengua”, de la enseñanza en sus distintas variedades, de la publicidad y de la administración pública. El segundo apartado correspondería a los abastecedores de materias primas y otros insumos esenciales para las actividades anteriormente señaladas. En tercer lugar, aparecen las acciones de comercialización y distribución auxiliares de los dos grupos anteriores. Yfinalmente, un cuarto apartado dedicado al resto de sectores activos relacionados con la cultura, como pueden ser la edición de otros elementos no literarios ‒por ejemplo, musicales‒, y la órbita de los medios de comunicación no incluidos con anterioridad: televisión, radio, cine, etc. Este estudio de índole macroeconómica se centra en el decenio anterior al año de su publicación (2003), y extrapola sus resultados hasta 2004. La metodología aplicada estrictamente a la realidad económica española de la época podría, sin embargo, aplicarse a la valoración de nuestra lengua común en cualquier otro país hispánico. Los resultados obtenidos para los años antes reseñados indican que la valoración de nuestra lengua en precios corrientes alcanza en 2001 un porcentaje del PIB de un 15,0%, ratio que se mantendría durante el trienio 2002-2004. Posteriormente, una importante multinacional española (Telefónica) promovió y financió entre 2006 y 2014 una exhaustiva investigación bajo el título de Valor económico del español codirigida por el catedrático universitario y economista José Luis García Delgado junto con JoséAntonioAlonso y Juan Carlos Jiménez. Fruto de este enorme esfuerzo fue la publicación de catorce monografías en forma de libro, entre las cuales figura ya la que mi compañero de la RAE y la

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