Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen II

– 1085 – Topónimos panameños en La Dragontea • Margarita Vásquez Quirós En este contexto, es válido suponer, como se ha hecho, que la formulación de la superestructura del discurso épico está montada en un espejo de príncipes ( speculum principium ), subgénero medieval. En la aplicación que hace Lope de este subgénero, le muestra al joven gobernante mediante la fabulación, cómo actúan en los individuos las torpezas, intrigas y bajezas del ser humano, así como los perfiles espirituales y morales de la gente: falsa religiosidad y patriotismo adúltero, aunque, también, valentía y desprendimiento aquí y allá. Se añaden la imprevisibilidad de los cambios naturales del tiempo en mar y tierra, y, para acabar, se moraliza y se dan consejos basados en los mitos, ejemplos, modos, actuaciones, alegorías, instrucciones y enseñanzas de la historia y de la vida. En la superestructura hay un autor y un lector real que viven a fines del siglo XVI. Ellos, autor y lectores se mueven dentro de un sistema económico basado en la acumulación y circulación de metales preciosos dentro del territorio nacional, que comprende un aquí y un allá. Producir aquí o allá no significa lo mismo cuando se está en la Granada de la Alhambra o en la Granada del Desaguadero en Nicaragua; o si estás en Santiago de Compostela, en Santiago de Cuba, en Santiago de Chile, en Santiago de los Caballeros, en Santiago de Veragua o en Santiago del Príncipe. Todos los Santiagos pretendían estar controlados por la corona española y la reina Isabel I de Inglaterra quería una parte del pastel. Los europeos del norte, los asiáticos y los africanos del Mediterráneo tampoco creían en las exclusividades de España. Al comenzar el poema, queda delineado un espacio y tiempo global mediante una alegoría religiosa. A. Un topónimo en el Caribe: Nombre de Dios En lo más angosto del istmo fueron establecidos formalmente en 1519 dos puntos estratégicos: Nombre de Dios, situado en la costa del Mar del Norte, y Panamá, situado en la costa del Mar del Sur. Nombre de Dios desempeñó un importante papel como puerto de llegada y partida de la flota de Tierra Firme hasta 1597, cuando el puerto fue trasladado a Portobelo , ciudad fortificada. Un camino real transístmico (con los siglos fueron carreteras, vía férrea, ruta aérea y acuática) comunicó por casi ochenta años a Nombre de Dios y Panamá en ese siglo XVI. El autor y el lector existentes en el siglo XVI manejan series de conocimientos generales como los siguientes: que para transportar la plata procedente de las minas de México y Perú hacia la metrópoli, España ha organizado un sistema de flotas; que dos de ellas están constituidas, cada una, por un grupo de naves mercantes (muchas veces protegidas por barcos de la armada española) que llevan las riquezas desde las Indias a Sevilla y a Cádiz y regresan con mercadería para negociar en las colonias sin intervenciones extranjeras. Rompen ese movimiento mercantil solo los piratas, quienes, en general, proceden de grupos protestantes e islámicos. La historiografía dice, en efecto, que a finales del siglo XVI era muy eficiente el sistema de dos flotas anuales que viajaban a las Indias de esta manera: ‟una

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