Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen II

– 1078 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier Tanto en el cristianismo occidental como en el oriental, los himnos han tenido un gran florecimiento. Se rezan o se cantan en alabanza de Dios, de la Virgen o de los Santos. En Italia surgen entre otros el Cantico delle creature de San Francisco deAsís (h. 1224) y las Laude de Iacopone da Todi (h. 1230-1306). En España se componen a partir del siglo XV las loas de la Virgen o de los santos, que hacen referencia a los acontecimientos de su vida y que se presentaban antes de los autos en las fiestas del Corpus. En el cristianismo oriental tiene gran relevancia entre otros el Hymnos akathistos , un antiguo canto en alabanza a la Virgen, Santa Madre de Dios; su nombre deriva de la obligación de cantarlo y escucharlo en pie. Tanto en la Antigüedad clásica como en el mundo cristiano, los himnos tienen una función protréptica, la de inducir un entusiasmo común en adoración y alabanza de un Ser superior, de su magnificencia o gloria, de los beneficios de su Poder, del cual se espera protección y prosperidad. Para que la comunidad pueda apropiarse de ellos y crear un sentimiento de fraternidad colectiva, su composición conlleva en general estrofas bastante simples, anáforas y rimas, formas verbales optativas, antonimias y un estilo paratáctico y repetitivo. Uno de los himnos más representativos en este sentido es el Gloria in excelsis Deo / et in terra pax hominibus bonae voluntatis , cuya forma latina se remonta al siglo VII. Cuando una comunidad se ha apropiado de determinados himnos, estos se vuelven símbolos de su identidad y pueden ser sacralizados (Pauly 1979: s.v. Hymnos ; Wilpert 2001: s.v. Hymne ). 2. LA CREACIÓN DE HIMNOS NACIONALES Los actuales Estados nacionales europeos y americanos son creaciones de la mentalidad liberal y democrática de los siglos XIX y XX. Tienen sus raíces en la Ilustración, en la Revolución francesa y en las consecuencias de las guerras napoleónicas. La legislación feudal es sustituida por constituciones, el soberano ya no es un príncipe, sino el pueblo o la nación, los individuos ya no son súbditos de un señor, sino ciudadanos libres. El príncipe absoluto es considerado un tirano, y si es extranjero es visto como un invasor. Las elites progresistas luchan por la independencia de sus Estados, ahora considerados, de manera todavía poco diferenciada, nacionales. Los norteamericanos luchan por su independencia contra los ingleses (1776-1814), los españoles contra los franceses (1808-1814), los portugueses con la ayuda de los ingleses contra los franceses (1808-1811), los chilenos contra los realistas españoles (1814-1826), los italianos contra los austríacos (1848-1866), los rumanos con la ayuda de los rusos contra los otomanos (1877-1878). El Estado nacional toma la figura de una madre patria que debe prosperar y que sus ciudadanos deben defender y honrar. La comunidad de los ciudadanos se refuerza por la lucha contra los opresores y los invasores, sobre todo en estas luchas necesita de símbolos de

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