Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen II

– 1067 – Modernidad lexicográfica y tradición ideológica:… • Cristina Tabernero Sala atribuidos a las mujeres, el modelo femenino que ya conocemos. En las 214 referencias de muger presentes en la ejemplificación o refrendo del uso por las autoridades encontramos algunos de los autores predominantes en el diccionario 40 (Freixas 2003 y 2010), como Quevedo, Cervantes o Lope, que aparecen en varias ocasiones, así como La p ícara Justina 41 y las recopilaciones legales, medievales o modernas, pero serán los tratados de los moralistas renacentistas y barrocos –fray Antonio de Guevara, fray Luis de León, Gracián– los que funcionarán en nuestro caso como referentes más usuales. La incorporación de estas fuentes implica que las indicaciones sobre la naturaleza y el comportamiento femenino suponen nuevamente la vigencia de los tópicos difundidos por la tradición y por la literatura (Walthaus 1973; Bolufer 2006, Sánchez Dueñas 2008 y Garriga Espino 2012), relativos a su conducta ideal como mujer, esposa y madre y a sus defectos habituales. Según era de esperar, encontramos, pues, en los textos de autoridad el rechazo a los afeites y al ornato excesivo, el desprecio por la mujer vieja y experimentada, por la que domina las artes amatorias, por la madre que se desentiende de sus hijos; se alude también en estos casos a su inferioridad respecto del hombre y del esposo 42 , a su naturaleza débil, carente de inteligencia, que se manifiesta en su afición por la conversación banal. En definitiva, de acuerdo con la tradición misógina, la mujer representada por las autoridades del diccionario posee una especial inclinación a ser parlera y murmuradora, malhablada, mudable e inconstante, deshonesta 43 , artera, caprichosa, áspera de carácter, colérica, imprudente, traidora, derrochadora, embustera, envidiosa, pendenciera, vanidosa, callejera y amiga del baile y de la diversión. De otra parte, estos ‟pecados femeninos” se contraponen a las características que se destacan como propias de la mujer perfecta o virtuosa: la discreción, la prudencia, 40 Coinciden con la lista elaborada por la Academia en la que se incluían los autores que, a juicio de los académicos, debían funcionar como modelos. En su estudio Freixas (2003 y 2010: 290) concluye el predominio de autores del siglo XVII. Como se ha señalado antes, los académicos quisieron reivindicar el valor de la literatura española ante el desprestigio del que esta fue objeto en el siglo XVIII (Jacinto 2013: 198). 41 Prieto (2015), que se ha ocupado de la Pícara en el Diccionario de Autoridades y, en general, en la tradición lexicográfica española, ha destacado la importante presencia de esta novela en la primera obra académica. 42 También se señala el límite a esta superioridad: ‟PARR. Luz de Verd. Cath. part. 2. Plat. 35. Cierto es que le toca al marído la corrección, la reprehensión de lo malo y algún moderado castígo; pero no está su domínio en que haya de andar la muger temerosa y temblando como si fuera una esclava ” ( Autoridades, s.v. dominio ). 43 Para referirse a la conducta sexual censurable eran comunes las denominaciones de origen eufemístico, que también figuran en Autoridades, mala muger o muger perdida . En realidad, muchos de los términos que reprobaban la moralidad de la mujer acabaron sirviendo para referirse a la ‘mujer deshonesta’ (Tabernero y Usunáriz 2019).

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