Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen II

– 1058 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier los Autóres que ha parecido à la Académia han tratado la Léngua Españóla con la mayor propriedád y elegáncia” ( Autoridades, Prólogo , §3) 25 . Aunque sabemos, porque así lo reconocieron los propios académicos, que en ocasiones se buscó el texto como respaldo al término previamente fijado 26 , el procedimiento inverso, de la autoridad al diccionario, fue finalmente, por su practicidad, el más utilizado. Este nuevo método requería una selección previa de los textos, según la ‟gallardía y elegáncia” con que han tratado la lengua ( Autoridades, Prólogo, §11), que, como se ha demostrado en los últimos años, influyó decisivamente en el lemario escogido, mucho más abarcador y flexible de lo que en principio se propuso laAcademia (Ruhstaller 2000 y Freixas 2003). Los autores más frecuentes, como modelos de especial relevancia a juicio de los redactores, serían Quevedo, Cervantes, Fray Luis de Granada o Lope, los tratados médicos – Dioscórides – y las compilaciones jurídicas –las obras alfonsíes o la Nueva Recopilación –, a los que se sumaron ejemplos lexicográficos, entre los que, como hemos dicho antes, sobresalió Covarrubias (Freixas 2003: 408- 409). Consecuentemente, esta nómina de obras y autores, continuadores de los modelos femeninos tradicionales 27 , habría de condicionar, con un alcance todavía desconocido, la ideología latente a este respecto en las páginas del diccionario 28 . Precisamente por haberse redactado esta obra en un momento que, al menos sobre el papel, representaba un tímido cambio respecto de la consideración social del género femenino (§1), hemos querido averiguar cuál es la imagen de la mujer en Autoridades y el modo en que se transmite, así como la medida en que el Diccionario participa de los nuevos aires ilustrados o queda anclado en la concepción precedente. Además, siendo Covarrubias fuente indiscutible, cuyo Tesoro participa de la corriente misógina medieval (Azorín 2019: 31), será oportuno indagar en qué grado los académicos se apartaron en este sentido, si lo hicieron, del maestro toledano, como sí parece que ocurrió en el tratamiento de 25 ‟[E]l resultado sería una obra de enorme riqueza y profundamente científica: una obra que documentaba el léxico español con gran exhaustividad y con abundantes caracterizaciones objetivas del uso de cada voz, una obra claramente más descriptiva que normativa” (Ruhstaller 2000: 299). 26 La enorme laboriosidad de este método llevó a los académicos a seleccionar previamente a los autores y obras y proceder a su vaciado para obtener los términos dignos de formar parte del diccionario. Ver Freixas (2003 y 2010) y Jacinto (2013). 27 En la línea de la idea que sostenemos para el Diccionario de Autoridades , interesa destacar las afirmaciones deArellano (2012) en relación con la misoginia de Quevedo. Entiende Arellano que resulta imposible averiguar ‟la posición del poeta como individuo histórico” (p. 59); las mujeres de la obra quevediana, afirma este investigador, responden a modelos –positivos y negativos– heredados de la tradición literaria con los que el autor desarrolla un ‟complicado juego de ingenio y la construcción de un edificio de agudezas” (p. 62). 28 ‟[E]l diccionario, como libro en el que se fija el sentido de todas esas palabras, no puede sino ser, precisamente, un tratado ideológico, un compendio de ideas, opiniones y conceptos acerca de las palabras y las cosas, eso es, en definitiva, una cosmovisión ” (Forgas 2007: 2). Ver también Forgas 1996 y 2000.

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