Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen II
– 1057 – Modernidad lexicográfica y tradición ideológica:… • Cristina Tabernero Sala de la recién estrenada Real Academia Española 18 . En efecto, lejos de la finalidad normativa que en ocasiones se ha achacado al origen de la institución o de la salvaguarda del honor del país 19 , imitando los modelos francés e italiano (Lázaro Carreter 1980: 85), laAcademia española nacería como consecuencia del ‟clima de renovación intelectual que había empezado a fraguarse en España a finales del siglo XVII” (Azorín 2001: 162) 20 . Sabemos que el Diccionario de Autoridades inaugura en España la lexicografía moderna (Azorín 2001: 160) en la medida en que se abandona la idea del ‟tesoro” como ‟compendio de noticias, ò cosas dignas, y estimables” ( Autoridades , s.v. thesoro ) y se adopta un criterio lingüístico para ‟hacer un Diccionario copioso y exacto, en que se viesse la grandeza y poder de la Léngua” ( Autoridades, Prólogo, §1) 21 ; la obra de Covarrubias, primera monolingüe del español, se tendrá en cuenta, no obstante, como referente indiscutible 22 –‟que ha servido à la Académia de clara luz en la confusa obscuridád de empresa tan insigne [...] venerando el noble pensamiento de Covarrubias, y siguiendole en las voces en que halló proporción y verisimilitud” ( Autoridades, Prólogo, §4)–, del que se aprovecharon el caudal léxico y las definiciones (Seco 1987: 108 yAzorín 2001: 169). Ahora bien, como corresponde a un trabajo concebido desde presupuestos lexicográficos, desaparecerá de esta primera edición del diccionario académico el tono valorativo y enciclopédico de las entradas del Tesoro , sobre el que se impondrá, de acuerdo con un método objetivo, la precisión (‟un Diccionario copioso y exacto” 23 ) y la autoridad de la voz por el uso, elemento diferenciador de esta obra 24 –‟Como basa y fundamento de este Diccionario, se han puesto 18 Para una revisión crítica de la bibliografía sobre el Diccionario de Autoridades , remito al trabajo de tesis doctoral de Freixas (2003: 89-131) y a su ampliación y publicación posterior (Freixas 2010). 19 Es cierto, como afirma Fries (1989: 49) y recogeAzorín (2001:163), que, de las actividades previstas por la Academia en su fundación, se seguiría la recuperación del prestigio exterior. 20 Esta es la tesis que sostiene Álvarez de Miranda (1998). 21 Empleo la versión digital disponible en http://web.frl.es/DA.html. Ver las reflexiones de Blecua (2006) sobre el Prólogo del diccionario. 22 Ver información a este propósito en Lázaro Carreter (1980), Azorín (2001: 160-161) y Freixas (2003: 443-446). 23 Las definiciones del Diccionario de Autoridades son, por lo general, paráfrasis de contenido que se ajustan a la idea de definición esencial o descriptiva, propias de la Lógica y de la Retórica, aunque, en ocasiones, la flexibilidad del criterio académico mezcla otro tipo de informaciones diverso (Azorín 2001: 181-182). 24 Sin embargo, la originalidad del Diccionario de Autoridades no fue tan relevante como se pensó en un principio: ‟No se ha insistido lo suficiente en el hecho de que la elaboración de repertorios lexicográficos cuyo lemario está basado en la selección de autoridades es una tradición que arranca de laAntigüedad grecorromana, recuperada y renovada en el Renacimiento por la Accademia della Crusca, modelo del Diccionario de la Academia Española, que, como he demostrado, tuvo en cuenta la tercera edición del Vocabolario della Crusca (1691)” (Freixas 2003: 129). Para la tradición de las ‟autoridades” en la lexicografía monolingüe europea del XVIII, ver Jacinto (2013: 175-208).
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