Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen II

– 1040 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier Los ejemplos (10) y (17) tampoco respetan una posible restricción de Actor voluntario o de sujeto animado. En (10) el sujeto es la frase sustantiva el café , un Padecedor ( Undergoer ), mientras que el dativo me codifica el argumento que expresa participante animado, que, en este caso, se presenta como afectado por el evento. En (17) la función de sujeto la desempeña el sintagma nominal, también Padecedor, Estos lomos . Más interesante aun resulta (14), en que el Actor y sujeto corresponde a un evento natural que opera como la fuerza del evento que se predica, precisamente lo que la propuesta de Pereira prohíbe. No obstante lo anterior, parece correcta la idea de Pereira de que la situación comunicada por la perífrasis tiene lectura de logro involuntario, cuestión a la que me referiré más adelante. 5. MIRATIVIDAD Desde (3) en adelante los ejemplos comunican mayoritariamente situaciones dinámicas, canónicamente imprevistas, que pueden resultar sorpresivas para el hablante. Considerando que en el significado de la perífrasis verbal se articulan las nociones de evento puntual, imprevisto o contraexpectativas y, eventualmente, sorpresivo, resulta sugerente analizarla, como ya propone Olbertz (2007) respecto de las perífrasis discursivas de García Fernández (2006), a partir de la categoría gramatical de miratividad que se ha asociado a dichos conceptos. De acuerdo con la definición original de DeLancey (1997, 2001), la miratividad es una categoría gramatical de base semántica que marca la sorpresa del hablante –o del hablante, el oyente o un personaje en una narración (Aikhenvald 2012; Hengeveld y Olbertz 2012)– ante la adquisición repentina de un conocimiento inesperado que va contra sus expectativas. Con frecuencia se la encuentra relacionada con la modalidad epistémica y la evidencialidad, al punto de que en ocasiones los marcadores mirativos no se distinguen de los evidenciales, como sucede, por ejemplo, con el morfema– rke del mapudungun (Hassler 2012) o el sufijo quechua - sqa (Mexas 2016). Esto no implica, sin embargo, que la miratividad siempre se dé a partir de la evidencialidad: puede darse también a partir de otras categorías gramaticales, frecuentemente de naturaleza temporal o aspectual, o constituir ella misma una categoría gramatical específica (Aikhenvald 2012; Hengeveld y Olbertz 2012; Mexas 2016). De acuerdo con Aikhenvald (2012: 437), es posible distinguir cinco nociones distintas entrelazadas en la miratividad: a) comprensión, revelación o descubrimiento repentino; b) sorpresa; c) mente desprevenida; d) contraexpectativa, y e) información nueva. Esto significa, precisa Aikhenvald, primero, que la miratividad constituye un dominio amplio de “expectativa de conocimiento” o “estatus del conocimiento” (474) y segundo, que es necesario, en cada caso, precisar el conjunto de significados mirativos que se han gramaticalizado en una lengua. Partiendo de la distinción deAikhenvald, Mexas (2016) propone, en

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=