Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen II

– 1006 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier horas del día y la noche en las distintas estaciones del año. La Tabla , planeada como librito utilitario en el que cualquiera pudiese consultar fácilmente la duración del día a lo largo de todo el año y en diferentes ubicaciones geográficas, es testimonio inmejorable de que nuestro sabio anciano seguía moviéndose con solvencia en aquellas materias aprendidas en el bachillerato de sus años mozos. Andrés Bello Muchos años después de queAntonio de Nebrija hubiese enriquecido con su obra y su ejemplo el castellano y la cultura hispana, el filólogo, gramático, político, ensayista y gran interesado por la ciencia caraqueño, Andrés Bello (1781-1865), siguió su ejemplo como estudioso de nuestra lengua y amante de la ciencia. Maestro durante algún tiempo de Simón Bolívar, participante en el proceso que condujo a la independencia de Venezuela, Oficial Mayor del Ministerio de Hacienda chileno, inspirador y luego rector de la Universidad de Chile, nación cuya ciudadanía adoptó, el recuerdo de Bello se ha enquistado en la historia de la lengua castellana como el autor inolvidable de la Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos (1847). En esta obra incluyó un pasaje que es más valioso que el oro, pues ayudó a que el idioma castellano sobreviviera en la Hispanoamérica que afloró de las independencias, y que sirviera también como eslabón imperecedero de unión entre mundos sociopolíticos que habían estado íntimamente unidos (Bello 1847: x-xi): No tengo la presunción de escribir para los castellanos. Mis lecciones se dirigen a mis hermanos, los habitantes de Hispano-América. Juzgo importante la conservación de la lengua de nuestros padres en su posible pureza, como un medio providencial de comunicación y un vínculo de fraternidad entre las varias naciones de origen español derramadas sobre los dos continentes. Pero lo que deseo señalar, sobre todo, es que Bello, gramático, filólogo, escritor, político, diplomático, educador, tuvo en gran aprecio a la ciencia, campo en el que poseía conocimientos infrecuentes en un hombre “de letras”. En una carta que envió desde Londres el 6 de enero de 1825 al ministro de Relaciones Exteriores de Colombia, Pedro Gual, Bello, que deseaba regresar a Hispanoamérica, se refería a sus conocimientos científicos (citada en Jaksić 2010: 108) 5 : Pero, como he dicho, aceptaría cualquier encargo en que el Gobierno me considere útil y que me proporcione una subsistencia [… Yo] sabía las 5 Bello aprovechó su estancia en Londres para ampliar sus conocimientos científicos. En abril de 1823, por ejemplo, se inscribió para asistir a las conferencias que el destacado químico Humphry Davy pronunció en la Royal Institution sobre los últimos desarrollos en química y electromagnetismo.

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