Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen I
– 97 – Rubén Darío: el cuentista renovador de Azul ... • Jorge Eduardo Arellano Puede percibirse que la ninfa vista por el poeta es Lesbia a partir de los detalles iniciales del cuento y de los pormenores deslizados en las palabras finales: Y de repente, mientras todos charlaban de la última obra de Frémiet en el Salón, exclamó Lesbia con su alegre voz parisiense: –¡Té! , como dice Tartarín: ¡el poeta ha visto ninfas!... Para Darío, estas ya no podían existir en el siglo XIX, pero no se puede negar que la descripción de Lesbia en su jardín es la de una ninfa. Hermosa y pícara, posee una gracia felina y otras características similares: humedecía la lengua en licor verde como lo haría un animal felino . Y añade: La contemplaron todos asombrados, y ella me miraba, me miraba como una gata, y se reía como una chicuela a quien le hiciesen cosquillas . La peculiar risa de la sensual anfitriona unifica el relato: “Lesbia acabó de chupar su azúcar, y con una carcajada argentina , todos reímos; pero entre el coro de carcajadas, se oía irresistible, encantadora la de Lesbia, cuyo rostro encendido de mujer hermosa estaba resplandeciente de placer . “En definitiva –concluyen dos estudiosos chilenos– la risa es el elemento de la escena de la tertulia y de la escena del jardín dentro de una sola línea central de acción: la aparición de la ninfa” 67 . “La ninfa”, marcada más bien por una erótica del detalle, fue el cuento de Azul… que más agradó a don Juan Valera y tuvo en vida de Darío el reconocimiento de un exégeta español: “Encantador relato, donde el autor hace gala de travesura y de donaire. También respira aquí la sensualidad que luego había de exaltar en himnos encendidos. Oíd este párrafo trémulo de emoción humana. Estaba en el centro del estanque, entre la inquietud de los cisnes espantados, una ninfa, una verdadera ninfa, que hundía su carne de rosa en el agua cristalina. La cadera a flor de espuma parecía a veces dorada por la luz opaca que alcanzaba a llegar por las brechas de las hojas. ¡Ah! yo vi lirios, rosas, nieve, oro; vi un ideal con vida y forma y oí entre el burbujeo sonoro de la ninfa herida, como una risa burlesca y armoniosa que me encendía la sangre 68 . El erotismo, pues, se concentra en Lesbia, nombre que sugiere un contexto helénico: el de Diana y sus ninfas. Darío, a sus diecisiete años, ya había escrito el poema “Lesbia” ( El Diario Nicaragüense , Granada, núm. 78, octubre, 1884) que, al ensalzar su belleza, la veía al asomarse a su ventana más apuesta que Diana, / y más hermosa que Niobe . La referencia a Diana en dicho poema asegura que esta Lesbia no es sino una de las ninfas de Diana. Por tanto, la solución que ofrece en “La ninfa” es que Lesbia encarna a una ninfa de la mitología Centenial Studies , edición de Miguel González Gerth y George D. Shale (Austin, University of Texas Press, 1970, p. 100). 67 Mario Rodríguez y Christian Troncoso: “La proposición de una estética del detalle en ‘La ninfa’ de Rubén Darío”. Universum [Universidad de Talca], vol. 29, núm. 29, p. 164. 68 En Andrés González-Blanco: “Estudio preliminar”, en Rubén Darío: Obras escogidas I . Madrid, Librería de los Sucesores de Hernando, 1910, p. CCCV.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=