Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen I

– 89 – Rubén Darío: el cuentista renovador de Azul ... • Jorge Eduardo Arellano Que sepamos –y lo hemos afirmado muchas veces– no existe un relato de asunto, enfoque, técnica y solución parecidos en las letras hispánicas anteriores a ese relato. En este aspecto, Rubén es un absoluto precursor e iniciador. Con ‘El fardo’, se inicia [en 1887, pues se publicó el 15 de abril de ese año] la literatura de testimonio y protesta proletaria en las letras castellanas” 47 . No en vano ha sido, por constituir un logro maestro de la altura naturalista , uno de los más antologados cuentos de Darío y se ha traducido dos veces al alemán (Lastballen y Der Warenballen), búlgaro, tres veces al inglés ( The Box , The Balen e idem), japonés y ruso. 4. “EL VELO DE LA REINA MAB” Y LOS ESPERANZADORES SUEÑOS AZULES EN EL ARTE Otra identificación de Darío es con los personajes de “El velo de la reina Mab”: el escultor, el pintor, el músico y el poeta. En la boca de ellos, Darío expone sus concepciones del arte y de su poesía. Los cuatros proceden de una fuente gala: Escenas de la vida bohemia (1851), de Enrique Murger. Específicamente: del capítulo IX titulado “Un café de la bohemia”, en donde la presentación de los dos personajes de Murger recuerda a la de los artistas pobres de Darío. Ellos –llamados Gustavo, el filósofo; Marcelo, el pintor; Shaunard, el músico; y Rodolfo, el poeta–, son auxiliados económicamente por otro personaje: Barbenau: un equivalente en el cuento dariano a la reina Mab, quien tiñe de esperanzas las aspiraciones de su protegido. Para un crítico español, Darío acude al arte como fuerza capaz de postular “si no un mundo nuevo, sí particularidades donde la euforia sea posible” 48 . En este cuento –el más optimista de Azul… – su narrador alude de manera rápida y sistemáticamente equitativa a la tetratología básica de las artes: la escultura, la pintura, la música y la poesía. Los cuatro hombres se quejaban. A uno le había tocado en suerte una cantera, al otro el iris, al otro el ritmo, al otro el cielo azul . El primero representa la escultura, el segundo la pintura, el tercero la música y el cuarto la poesía. Pero estos cuatro artistas ( flacos, barbudos e impertinentes ) no encuentran asidero en la realidad para emprender sus misiones y realizar sus afanes de gloria. Al escultor, a medida que cincela el bloque, le atazara el desaliento. Al pintor le preocupa la subsistencia: ¡vender una Cleopatra en dos pesetas para poder almorzar! El músico se queja al público que no comprende su arte: no diviso 47 Fidel Coloma: “Lo revolucionario en Azul… de Rubén Darío”. Boletín Nicaragüense de Bibliografía y Documentación , núm. 56, febrero-abril, 1988, p. 118. 48 José María Martínez: “Prólogo”, en Rubén Darío: Cuentos (Madrid, Cátedra, 1997, p. 43).

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