Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen I
– 85 – Rubén Darío: el cuentista renovador de Azul ... • Jorge Eduardo Arellano El mundo que el rey del cuento ha creado a su alrededor queda definido mediante dos coordenadas principales. La primera es la de un nuevo tipo de monarquía, por decir lo obvio, o sea: un sistema estático y hasta cierto punto estamental, un organigrama funcional ya fijo donde cada componente tiene su función determinada y donde no aparece, hasta la llegada del poeta, ningún elemento discordante o desestabilizador. La otra coordenada es la devaluación que el arte y la poesía sufren en ese organigrama y no solo a manos del burgués sino de todos los individuos del sistema (filósofos al uso , profesores, comerciantes, etc.) que, como el rey, están incapacitados para la apreciación de lo bello o aprueban o consienten esa marginación de lo estético y la conversión de lo mismo en una expresión de lujo, moda o estatus social. Aesto responde Darío con el encendido discurso del poeta protagonista, que reivindica la identidad del arte y la poesía 37 . Por ello Arturo Marasso expresa en este cuento-clave de Azul… su carácter de manifiesto literario. En efecto, el “encendido discurso del poeta-protagonista” –fundamento de “El rey burgués”–, constituye “una verdadera ars poética , profesión de fe de un vate que se caracteriza por sus afirmadas dotes de vidente”, en frase de un catedrático francés 38 . Y el mismo dariano español José María Martínez anota que Darío augura una era cercana donde habría una reordenación social en función de las ideas propuestas por él. –Señor, ha tiempo que yo canto el verbo del porvenir. He tendido mis alas al huracán, he nacido en el tiempo de la aurora: busco la raza escogida que debe esperar, con el himno en la boca y la lira en la mano, la salida del gran sol. He abandonado la inspiración de la ciudad malsana, la alcoba llena de perfumes, la musa de carne que llena el alma de pequeñez y el rostro de polvos de arroz. He roto el arpa adulona de las cuerdas débiles, contra las copas de Bohemia y las jarras donde espumea el vino que embriaga sin dar fortaleza; he arrojado el manto que me hacía parecer histrión, o mujer, y he vestido de modo salvaje y espléndido: mi harapo es de púrpura. He ido a la selva donde he quedado vigoroso y ahíto de leche fecunda y licor de nueva vida y en la ribera del mar áspero, sacudiendo la cabeza bajo la fuerte y negra tempestad, como un ángel soberbio, o como un semidiós olímpico, he ensayado el yambo dando al olvido el madrigal. He acariciado a la gran Naturaleza, y he buscado, al calor del ideal el verso que está en el astro en el fondo del cielo, y el que está en la perla de lo profundo del Océano. ¡He querido ser pujante! Porque viene el tiempo de las grandes revoluciones, con un Mesías todo luz, toda agitación y potencia, 37 José María Martínez: “Arte y humanidad en Darío”, en Rubén Darío y su vigencia en el siglo XXI […] Edición de Jorge EduardoArellano. Managua, JEA-Editor, 2003, pp. 136-137. 38 Jean-Marie Saint-Lu: “Rubén Darío, ‘El rey burgués’. Apuntes para un análisis, en E l cisne y la paloma. Once estudios sobre Rubén Darío reunidos por Jacques Issorel. Perpignan, CRIALUP, Presses Universitaires de Perpignan, 1995, p. 163.
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