Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen I
– 84 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier es “el artista”. “El poeta está en esos cuentos –señala Ricardo Gullón– como personaje y como autor” 33 . Por eso se identifica con el hambriento y desposeído poeta, a quien un rey muy poderoso le encarga –a cambio de ganarse la comida– dar vueltas al manubrio de una caja de música en el jardín de su palacio soberbio. ¿Era un rey poeta? No, amigo mío: era el Rey Burgués –aclara en el segundo párrafo el narrador. Para el monarca frívolo y pragmático, el poeta no era sino una cosa, una rara especie de hombre que debía olvidarse de sus ideales y jerigonzas: textos ajenos a las críticas hermosillescas, de la corrección académica en letras y del modo lamido en artes; y al margen de los gustos del filósofo al uso y del profesor de gramática al servicio del “rey burgués”. Este y sus cortesanos encuentran muerto de frío en el jardín, cubierto de nieve, al pobre diablo de poeta, semejante a un gorrión que mata el hielo, con una sonrisa amarga en los labios y todavía con la mano en el manubrio . Mucho se ha escrito sobre “El rey burgués”. El intelectual chilenoArmando Donoso afirmó que su modelo inspirador en la vida real fue un personaje de la alta sociedad chilena. “De pronto cayó en nuestros labios era nombre del director de La Época don Eduardo MacClure, y Rubén tuvo tres o cuatro palabras amables y algunos acerados reproches. – El Rey burgués –le dijimos, y él nos comprendió inmediatamente – ¡Sí! ¡El Rey burgués! –nos respondió. Todas mis pobrezas, todas mis angustias y expoliaciones de entonces están sufridas y vengadas en él 34 . Pero muchos lo niegan. “El aserto [de Donoso] no pasa de ser (como piensa Julio Saavedra y E. K. Mapes, entre otros) y casi con seguridad, una leyenda más entre las tantas que rodean el enigma vital rubendariano…” 35 . El subtítulo “cuento alegre” de “El rey burgués” es irónico porque de alegre no tiene nada y, como el mismo Darío afirma en Historia de mis libros (1913), aparte de reconocer la influencia del Alphonse Daudet, “el símbolo es claro, y ello se resume en la eterna protesta del artista contra el hombre práctico y seco, del soñador contra la tiranía de la riqueza ignara” 36 . En palabras de un dariano español, esta pieza inicial de Azul… , anuncia la tonalidad del conjunto y refleja la lucha de Darío por ubicar la Belleza en el hueco que en la modernidad capitalista ocupa el dinero y, paralelamente, también la reivindicación de las facultades estéticas y en parte irracionales ante el pragmatismo burgués. Y añade: 33 Ricardo Gullón: “Introducción”, en Rubén Darío: Páginas escogidas . Madrid, Cátedra, 1979, p. 30. 34 Rubén Darío: Obras de juventud […]. Edición ordenada, con un ensayo sobre Rubén Darío en Chile, por Armando Donoso. Santiago, Editorial Nascimento, 1927, p. 66. 35 Naín Nómez: Antología crítica de la poesía chilena . Tomo I. Santiago, LOM Ediciones, 1996, p. 84. 36 Rubén Darío: Historia de mis libros . Edición de Fidel Coloma. Managua, Editorial Nueva nicaragua, 1988, p. 43.
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