Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen I
– 79 – Rubén Darío: el cuentista renovador de Azul ... • Jorge Eduardo Arellano sección citada; solamente los nombres de sus traductores: los estadounidenses Charles B. McMichael en 1920, H. C. Schweikert en 1922, Isaac Golbert y Ben Belitt ese mismo año, W. E. Coldford en 1962, William Knapp en 1966, Gregory Woodruff en 1974, Stanley Appelbaum en 2002 y Andrew Hurley en 2005. Al idioma de Goethe lo tradujeron sus coterráneos Herman Weyl en 1942 y Ulrich Kunzmann en 1983; al ruso B. Cronboga en 1987, al búlgaro Liudmila Ilieva en 1987; al francés Manuel Gahisto y Philéas Lebesgue en 1913, Serge Mestre en 1996, al portugués Gérard de Cortanze en 1991 y Jean-Luc Lacarrière y José Corti en 2012; al japonés Naohito Watanabe en 2005 y al árabe Talat Shahin en 2010. 1. “LA CANCIÓN DEL ORO” Y SU UBICACIÓN CÉNTRICA Pero conviene reiterar, para apreciarla en su contexto histórico, que la experiencia literaria de Azul… respondió a la tensión de Darío frente a una sociedad que había establecido el oro como su máximo valor. No en vano ubicó “La canción del oro” en el justo medio de sus piezas narrativas para que desempeñase un papel central. Al respecto, en Las máscaras democráticas del modernismo –obra póstuma de Ángel Rama–, el ensayista uruguayo desarrolla en uno de sus capítulos, titulado precisamente “La canción del oro de la clase emergente”, un fenómeno socioeconómico. A saber: que, a partir de 1870, con la acelerada incorporación de América Latina a la economía capitalista mundial –sobre todo en el Cono Sur– la conquista material se volvió entre los intelectuales no solo una aspiración, sino una necesidad. “Cosa que suena mal –especifica– a la panoplia idealista del escritor que por lo común procede de clases medias y que siempre preferirá pasar de un país a otro como un proscripto, un exiliado, un combatiente de la libertad o un servidor de la cultura de su nueva patria” 19 . Servidor y transformador –añadiría– pensando en el caso de Darío, a quien Rama reconoce como el principal introductor en la Argentina de este ecléctico cuerpo doctrinal e internacional del momento que fue el modernismo. En Chile –reitero– ya se había impuesto en la sociedad la nueva escala de valores regida por el oro, es decir: por el materialismo del floreciente régimen que sobrevino a la Guerra del Pacífico sustentado en la explotación salitrera. Por tanto, Darío durante su período chileno fue testigo de notables consecuencias en la vida económica del Estado a la cabeza del gobierno de José Manuel Balmaceda (1840-1891), a quien le correspondió emprender el mayor esfuerzo para colocar esa riqueza al servicio de toda la sociedad 20 . Así, el literato nicaragüense pudo 19 Ángel Rama: Las máscaras democráticas del modernismo. Montevideo, Arca, Fundación Ángel Rama, 1985, p. 109. 20 Hernán Rodríguez Necochea: Balmaceda y la contrarrevolución de 1891. Santiago de Chile, Editorial Universitaria, 1958, p. 15; citado por Ángel Rama: Rubén Darío y el
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