Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen I
– 601 – El diccionario en la era digital • Luis Fernando Lara 6. REDES SOCIALES Y NORMATIVIDAD Las redes sociales han dado voz pública a las personas. Quienes antes de ellas solo podían comunicar sus ideas, sus emociones o sus noticias individuales a círculos pequeños de amistades en conversaciones, por teléfono o por carta, con las redes pueden ahora hacer públicas sus opiniones, pero además las redes se han vuelto un importante medio de acción política. Se dice que las redes sociales fueron determinantes de la llamada “revolución de los jóvenes” en Egipto en 2011. Lamentablemente, con los mismos medios se manifiesta el exhibicionismo, la falta de pudor, las ideas más peregrinas del mundo y muchas noticias falsas, creencias y suposiciones sin sustento, la calumnia y el odio. En cuanto a la lengua, solemos encontrar definiciones y etimologías de palabras muchas veces erróneas o características de la etimología popular, que difunde una gran cantidad de personas. Puesto que la lengua es un hecho público y es constituyente de lo social, es natural que aparezcan esas manifestaciones y que cada persona tenga sus propias ideas acerca del significado, de la etimología y del posible valor social de las palabras. Ha sido común en el mundo hispánico y también en otras lenguas la creencia, por ejemplo, de que el llamado “doble negativo” de una oración como “no he visto a nadie” es incorrecto, o que no debe decirse “un vaso de agua” sino “un vaso con agua”. Cuando se trata de vocablos, solemos encontrar definiciones subjetivas –técnicamente llamadas “definiciones espontáneas” 20 –, muchas veces sin argumentos ni atención al uso, y sin una preparación mínima en el conocimiento de la lengua. Tal profusión de publicaciones en redes sociales acerca del vocabulario de una lengua viene a poner en crisis el carácter de discurso verdadero acerca de la lengua que tiene el diccionario para las sociedades y, con ello, la función normativa que le atribuyen. Como lo argumenté en mi Teoría del diccionario monolingüe (II.4) las sociedades atribuyen al diccionario esa función en cuanto consideran que la información ortográfica, de significados, de usos, etc. es fidedigna y se sustenta en “actos verbales de respuesta sobre el significado” validados por sus condiciones de sinceridad y pertinencia. Pero cuando se hacen públicas informaciones o ideas sin sustento empírico, se está produciendo una competencia entre la información que ofrecen los diccionarios, producto de la lexicografía especializada, responsable de lo que publica, y la que circula por las redes. El diccionario monolingüe, desde su aparición en el siglo XVII, se ha considerado testigo de lo que quieren decir los vocablos de una sociedad. Desde entonces ha adquirido un cuño normativo, es decir, se lo consulta precisamente 20 El estudio de la “definición espontánea” no parece llamar la atención de la lexicograf ía, a pesar del daño que causa en muchas obras no formar adecuadamente a sus lexicógrafos en el difícil arte de la definición. Véase Robert Martin, 1990.
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