Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen I
– 577 – Rasgos del voseo guatemalteco • Guillermina Herrera Peña Como consecuencia, su uso acabó siendo estigmatizado en el español peninsular, que resolvió finalmente abandonarlo. No obstante, permaneció en aquellas zonas de Hispanoamérica a donde tardaban en llegar las transformaciones lingüísticas que ocurrían en España. Sin embargo, como es natural, incluso en estas mismas regiones aisladas, las clases sociales ilustradas se ponían al día con las innovaciones, a diferencia del común de los hablantes a las que estas no llegaban. De ahí que el uso de vos se mantuviera en el habla del pueblo, a la par que sufría evoluciones naturales en el habla, como la monoptongación en algunas formas de su flexión verbal o la elisión de la consonante /d/ final en el caso del modo imperativo, fenómenos de economía lingüística que se resolvieron con la permanencia del fonema que mantiene el significado y la omisión del considerado superfluo (permanencia de la vocal abierta, en el caso de los diptongos y de la vocal en el caso de la elisión de /d/). La diferencia entre los hablantes que voseaban y los que no lo hacían provocó que el voseo llegara a ser marcador de clase social: las clases más altas e ilustradas tuteaban; las bajas y menos ilustradas voseaban. Esto sucedió en Guatemala: t ú, y sus formas verbales y pronominales asociadas, pervivió (y pervive de forma limitada) en la norma culta guatemalteca por mucho tiempo para comunicaciones informales, afectivas y de confianza de la clase más bien alta e ilustrada. La escuela, con su influencia prescriptiva, fortalecía el uso de tú en este conglomerado social, a la vez que frenaba en su habla la incorporación de vos , estigmatizándolo como vulgar. Este fenómeno se mantiene, aunque su efecto ha disminuido. Como antes en España, en Guatemala vos también se usó para el trato con quienes se consideraba inferiores en la jerarquía social y, de ahí, como forma de trato peyorativo y hasta insultante. En la actualidad, este uso se mantiene, aunque no de manera general, por lo menos en la clase social más bien alta e ilustrada, cuya habla se analiza en este ensayo. No obstante, es interesante la permanencia de vos como cierre de discusiones acaloradas, por ejemplo, en las fórmulas, consideradas vulgares, hacé s ho, vos, hacé sho o hacé sho, vos, con las que suele darse por finalizada una discusión verbalmente violenta. Es notable que vos fue siempre el pronombre con el que se trataba a los indígenas. Este fenómeno puede conectarse con la situación anteriormente expuesta, pero en realidad tiene un origen diferente: los indígenas aprendieron a usar vos en el siglo XVI, en el marco de los esfuerzos de castellanización. El aprendizaje ocurrió, pues, antes de que el pronombre pasara por el proceso de transición que finalmente acabó en su descrédito y posterior expulsión del español peninsular, o a la vez que sucedía esta transición. De esa cuenta, hasta hace algunas décadas, cuando la educación escolar no tenía mucha presencia en sus comunidades, los indígenas usaban exclusivamente vos en sus interacciones con los hispanohablantes.
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