Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen I

– 572 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier Por muy grande que sea un diccionario nunca podrá recoger todas las palabras y acepciones de las palabras que se usan en una comunidad lingüística, ya que continuamente surgen nuevas palabras y nuevas acepciones. Si una palabra o una acepción de una palabra no figura en un diccionario, es un defecto del diccionario y no de la palabra. [Juicio, prejuicio o tópico n.º 79 ] . Todas las palabras que están en el diccionario son correctas y existen. En muchas ocasiones, los diccionarios incluyen palabras o acepciones de palabras que ya no se usan y cuya utilización podría ser inadecuada dependiendo del contexto de uso. Por ello, no por el hecho de que una palabra o acepción figure en el diccionario, es siempre de uso adecuado o correcto. Manuel Seco (2003: 97) observaba también esta paradoja que se da entre la valoración del diccionario y el conocimiento que se poseía de él. Planteaba hasta qué punto Julio Casares y María Moliner hubieran puesto tanto empeño en sus obras de haber sabido cuál era en realidad el provecho que el usuario común extraería de ellos: “Las características muy especiales de obras tan laboriosas como estas quedan en buena medida oscurecidas y desaprovechadas por culpa de la pereza de sus destinatarios”. A pesar de todo, no deja de resultar sorprendente el interés que siguen suscitando los diccionarios. Son muchas las noticias, reportajes y artículos relacionados con estas obras, aunque no suela utilizarse el término “Lexicografía”, denominación de la disciplina lingüística que se ocupa de su estudio. 8. FINAL Un ejemplo que ilustra muy bien esta apreciación es que en seis meses (16- 10-2014 hasta el 8-4-2015), el período que transcurrió desde que se produjo la publicación de la 23.ª edición del Diccionario académico (16-10-2014) hasta el momento en que iniciamos la redacción de un estudio relacionado con la publicación de este repertorio lexicográfico (8-4-2015), aparecieron casi un centenar de artículos periodísticos en torno a la publicación del nuevo repertorio. Circunstancia que nos llevó a indagar sobre las razones de la inusitada eclosión mediática, que podría deberse a las muchas expectativas que había despertado esta anunciada “Edición del Tricentenario”, o a una bien diseñada política de márquetin. Dos razones comprensibles, incluso la que viene motivada por el interés de la Institución por promover y divulgar una edición del diccionario, para darlo a conocer y, de paso, conseguir la rentabilidad necesaria para reinvertir en otras actividades que contribuyeran al mejor cumplimiento de los fines de la Academia. En cualquier caso, con toda seguridad, estaría muy por debajo el número de referencias periodísticas que hubiera conseguido –es decir, su grado de repercusión mediática– cualquier otra noticia relacionada con la ciencia, las artes o las humanidades.

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