Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen I

– 56 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier Hospitales del Exército de prevención que pasó a Portugal el año de 1761, dice notó innumerables Nostálgicos de aquellos Soldados visoños recién llevados de sus países, cuya dulce memoria, e imposibilidad de volver a ellos, los constituía en una melancolía, inapetencia, debilidad y caimiento de ánimo que a muchos conduxo irremediablemente al Sepulcro ( Memorias académicas de la Real Sociedad de Medicina y demás Ciencias de Sevilla , t. IV, 1786, pág. 14). Desde luego, en el artículo del Diario de Madrid del 9 de noviembre de 1788 al que nos hemos referido más arriba también ocurre el adjetivo: si no se atajan ciertas “calenturas” que pueden aparecer en el paciente, leemos en él, “pueden conducir al nostálgico a la sepultura”. El primer ejemplo de nostalgia que ofrece CORDE es de bien entrado el siglo XIX: pertenece a la novela Cecilia Valdés , del cubano Cirilo Villaverde (CORDE le asigna una horquilla de fechas muy amplia, 1839-1882, delimitada por los años de la edición del primer tomo y de la definitiva). Coincide en ello con el Corpus del Nuevo Diccionario Histórico del Español. El más antiguo testimonio que brinda CORDE del adjetivo nostálgico es de 1886, y en cuanto al corpus del NDHE se adelanta en un año: 1885. La palabra nostalgia , como es lógico, fue recogida antes por la lexicografía especializada (en este caso la del vocabulario médico) que por la de carácter general. El Diccionario de medicina y cirugía de A[ntonio] B[allano] incluye en su tomo sexto (1807) una remisión desde nostalgia al artículo dedicado a las vesanias . Y en este (en el tomo VII, del mismo año) el género undécimo de las vesanias es “Nostalgia: enfermedad del país”. Hasta nos enteramos de que hay una “Nostalgia simple”, una “Nostalgia complicada” (“aquella a que acompaña una enfermedad corporal”) y hasta una “Nostalgia fingida”, que “no es efectivamente una enfermedad, sino una ficción de que usan freqüentemente los soldados para conseguir su licencia; pero se distingue fácilmente porque faltan la inapetencia, la vigilia y los demás síntomas que caracterizan la verdadera nostalgia”. Siempre ha habido listillos. Corresponde el mérito de haber sido el primero en incluir nostalgia en un diccionario general a don Manuel Núñez de Taboada, en su Diccionario de la lengua castellana (1825). Si por entonces el diccionario de laAcademia hubiera traído la palabra, no hay duda de que Núñez de Taboada habría copiado de él la definición. Como no era así, hubo de dar una propia, que fue esta: “Inclinación violenta que obliga a los que se han espatriado a volverse a su país”. Ramón Joaquín Domínguez, en su Diccionario nacional o Gran diccionario clásico de la lengua española (1847) marca el término como perteneciente a la “Patol[ogía]”, y lo define así: Especie de enfermedad causada por un deseo violento de volver a la patria, al país natal. El nostálgico comienza a sentir un decaimiento y tristeza que le consumen lentamente, después suele presentarse una fiebre hética que conduce por lo regular a la muerte.

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