Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen I
– 554 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier llegan a través del lenguaje, en él se plasman, se configuran con mayor o menor precisión. El lenguaje es el conducto de todo ello, el vehículo de toda cultura, de toda la ciencia, de todo pensamiento y todos los afectos. Pensamiento y lenguaje son el haz y el envés de una sola entidad. Pensamos en hormas lingüísticas y a través de ellas formalizamos nuestra comunicación. Si nos damos cuenta, cuando pensamos en silencio solemos hablar interiormente. Hagan la prueba… y se percatarán de que están hablando en su interior. El lenguaje interior es la esencia de nuestra intimidad y aun de nuestra supuesta libertad. No será superfluo pensar, aunque brevemente, cómo obtenemos nuestros conocimientos de las cosas, de la realidad, etc. La realidad está ahí y el hombre, con su capacidad perceptiva, con la operatividad y el funcionamiento de las neuronas, activa unos mecanismos que configuran las imágenes, correspondientes a ese elemento de la realidad. Es decir, nuestro conocimiento de la realidad –y mucho más de nuestras abstracciones y fantasías–, es radicalmente subjetivo, resultado de nuestra mente y en ella queda cada uno de los elementos que conocemos. A partir de ahí, nuestro cerebro y mente los asocia, relaciona y crea pensamientos, sentimientos o fantasías. Y dada nuestra naturaleza, ya comunicativa por social, adscribimos esos pensamientos, deseos, emociones, etc. a unos signos verbalizados, que en su conjunto llamamos ‘lengua’, plasmación del ‘lenguaje’ en cada una de sus variantes. Y de esa comunicación nuestros interlocutores conforman, a su vez, nuevos conceptos, ideas, imágenes,… y así sucesivamente. Lo más grave, es que nosotros podemos influir o modificar, en pequeñas dosis, esa realidad; o al menos, así lo creemos. Pero la realidad está ahí, independiente de nuestro pensamiento y nuestro conocimiento. ¿Han pensado lo que sería el mundo y el universo si no hubiera existido ni existiera ningún ser pensante? Estaría ahí, pero sin ningún sentido aparente, siguiendo las leyes de la física y aun de la química, y poco más. La vida pensante ha dado un nuevo sentido a la realidad. Y aun somos capaces de inventar ficciones, historias, fantasías, etc., siempre condicionados por nuestra manera de pensar, de sentir, por nuestra sociedad, cultura, ambientes y entorno vital. Tal vez convenga asomarse un momento más, con los límites propios de este escrito, al cerebro, a sus características y principales funciones, pues él es la fuente de que emanan nuestros pensamientos, conocimientos, sentimientos y pulsiones. Todos los primates tienen, tenemos, un cerebro bastante grande; pero el del hombre, además, se caracteriza por una notable plasticidad. Su crecimiento desde que nacemos (unos 350 gramos) hasta la madurez (unos 1500 gramos) presenta gran complejidad. Conforme crece, muchas de las neuronas van muriendo; mejor dicho, tienen que morir muchas neuronas para que el cerebro del ser humano alcance su plenitud. Aunque esto parezca paradójico, no lo es: las neuronas para su funcionamiento necesitan una cavidad grande para su arborización Pensemos que el cerebro de animales mucho mayores que nosotros, como el de un elefante, es mucho mayor que el nuestro. Pero no por ello es más inteligente; lo que
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