Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen I

– 550 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier musculares, por medio de las motoneuronas, lo que activa su actividad y funcionamiento. En la evolución del lenguaje humano, en sus albores y devenir, intervinieron varios factores: el biológico (bio-químico-eléctrico neurológico), las situaciones vitales de extrema necesidad, parcialmente culturales, y la mímesis activa y participativa dentro del grupo. De todo ello hablaremos más adelante con cierto detalle. El paso más complejo y, consecuentemente, más difícil de explicar, la transición de un sistema de ondas acústicas producidas oralmente, que ya vimos, a un sistema sígnico, simbólico, que vamos a tratar de resumir. Y más adelante lo enmarcaremos en los orígenes del homo sapiens sapiens. Avancemos que probablemente nuestros antepasados primigenios desde los australopithecus al neanderthalensis y el homo erectus debían de comunicarse por gestos (manuales, faciales, posturales,...), especialmente desde el bipedismo de casi todos ellos, acompañadas de ruidos faríngeo-bucales, como mecanismos de pervivencia, defensa, ataque, alimentación, peligro,…; señales icónicas mixtas que conocían todos los congéneres Es decir, que los utilizaban como medio de subsistencia y de una particular ‘socialización’ dentro del grupo. Esto no debe dejar lugar a dudas, puesto que aún actualmente bastantes especies de animales, primates especialmente, lo practican. Asimismo utilizarían sus señales en la caza, fundamental para subsistir y en la elaboración de instrumentos de trabajo (lascas, pre-cuchillos,…). De ese modo, la convivencia, la unión grupal y la colaboración propiciarían un presistema icónico comunicativo algo rudimentario, desde nuestra perspectiva, pero suficiente para cubrir sus necesidades vitales, instintivas, y de cohesión. Las circunstancias, el habitat , el entorno difícil, facilitarían esa comunicación, que necesariamente progresaría paso a paso. Estoy imaginando un gesto y ruidos extraños referidos a la proximidad de un bisonte con su notable cornamenta; seguido de un gesto postural (quizás dejándose caer con muecas de dolor) representando-informando que un nombre había muerto por el ataque de un bisonte, acompañado de algún gesto o ruido característico de la víctima. He ahí la transmisión de un mensaje, quizás frecuente, “X había muerto por la embestida de un bisonte”. Ahí está para demostrarlo la misma escena de las curvas de Lascaux, aunque las pinturas sean posteriores al momento que imaginamos.. Pasados siglos y siglos, otra especie más próxima a nosotros de homo sapiens, los neanderthalenses, habían perfeccionado y ampliado los recursos de comunicación y supervivencia. No nos cabe duda de que para preparar y organizar una cacería de presa mayor, peligrosa, saldría una pequeña expedición de reconocimiento, y que cuando vieran a lo lejos una estampida de bisontes, por ejemplo, o un grupo de felinos, alguno de los ojeadores regresaría al grupo para alertar del hecho, y para que estuviera a punto el equipo de caza en el lugar y momento más oportuno contra el flanco de las más débiles y jóvenes de la manada. Evidentemente utilizaban signos verbales y gestuales, más o menos deícticos, consecutivos, como /manada bisontes/ /salida de sol// /galope/ /peligro/.

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