Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen I
De la mente al origen del lenguaje César Hernández Alonso 1 Universidad de Valladolid, España E n no pocas ocasiones hemos repetido que somos fruto de nuestra experiencia, de nuestra mente y, más concretamente, de nuestra memoria. Y en otras tantas he presado que esta nuestra memoria nada semejante a un disco duro ni un almacén en que se amontonan los recuerdos, las experiencias, nuestros conocimientos y sentimientos. De ahí que sea oportuno replantear el gran misterio de los recuerdos, de la memoria, analizando, aunque brevemente, cómo se conforma y configura ese tesoro de nuestra mente y de nuestro pensamiento. Como no podía ser de otro modo, nos ceñiremos a los más recientes estudios de la neurociencia, para desde allí desentrañar ese arsenal neurológico de huellas que el conocimiento, la percepción y las sensaciones dejan en nuestro cerebro. Comencemos aclarando que más bien debemos hablar de nuestras ‘memorias’, en plural, pues son diversas y funcionalmente algo distintas 2 . Conviene precisar que las memorias son “redes neuronales estrechamente interconectadas, interactivas a la vez que autónomas, parcialmente solapadas y distribuidas por todo el cerebro”, cuyos impulsos van impregnando el hipocampo de un gran número de informaciones, a través de ciertos procesos bioquímicos, convertidos en electroquímicos que dejan marcadas sus huellas. Distinguimos de entrada dos grandes tipos de memoria: la filogenética , que afecta a las áreas sensoriales y motoras en el ser humano y condiciona nuestra 1 Para correspondencia, dirigirse a: César Hernández Alonso (cesar@fyl.uva.es) o (cesarha002@gmail.com ), Universidad de Valladolid, España. 2 Para todas estas cuestiones seguiré de cerca a E. García García en Somos nuestra memoria , Emse-Edapp s. l. Madrid 2018; yA. R. Luria, Pequeño libro de una gran memoria. La mente de un mnemonista, Oviedo, 2009.
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