Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen I
– 544 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier ironizar el papel que les ha tocado desempeñar en la guerra que nos cuenta, o criticar alguna acción que acomete. En tal sentido, llama a Stalin “el Sepulturero de la Revolución”, “el Jefe”, “Genio de la Revolución”, “Líder Invicto”, “Gran Conductor” , “El Gran Timonel” y a Trotski “Enemigo del pueblo”, “El Viejo”, “El Pato”, “Padre de los Pueblos Progresistas” . Claro está, la selección de estas denominaciones se ve condicionada por el personaje que las emite, amigo o enemigo del referente. Al ser una historia bélica, llena de odio e insultos, no faltan en ella palabras malsonantes. La mayoría de los diálogos se cargan de vocablos despectivos hacia “el contrario”, vulgaridades puestas en el momento exacto, nunca usadas injustificadamente. Aprovecha el autor entonces para combinar ejemplos de diferentes latitudes y otros comunes a todos los hispanohablantes: cojones; coño; lameculo; gilipollas; cabrón; comemierda; mierda; puta; joder; maricón; tortillera 17 ; rabo 18 ; hijo de puta ; cagarse en la madre de alguien . La aparición de términos como los mencionados en el párrafo anterior es una de las marcas que más se reconoce en los libros de este escritor. Existe una intención palpable de diseñar a sus personajes lo más cercanos a la realidad posible. Padura no quiere refinar al cubano, ni plantearlo todo el tiempo como un hablante culto. Tampoco quiere pulir al hablante extranjero, que también cuenta en su registro con “malas palabras” y las utiliza en situaciones concretas. En ambientes militares y de enfrentamientos como los que imperan en esta historia de asesinados y asesinos pululan estas palabras para sumar carga dramática a los diálogos, para perfilar personajes de carne y hueso. El verdadero crimen sería prescindir de ellas. Hay en esta obra un peculiar uso de extranjerismos, siempre marcados en cursiva y justificados precisamente por la diversidad de planos narrativos y escenarios geográficos que coexisten. Persisten las palabras rusas, relativas fundamentalmente al campo semántico de la comida y la bebida ( pelmenis ; jolodiets ; chekushka; solianka ), combinadas con frases o palabras en catalán ( Jo sóc un fantasma; collons ), en francés ( foulard; croissant; fontaine; brasserie; monsieur ), en inglés ( playboy , westerns , bungalows , ganster; high school ) o en latín ( Nomina odiosa sunt; in absentia ). En ciertas ocasiones, es necesario brindar al lector parte de la definición: “empanadas turcas conocidas como pochas y pides ”; “tabaco ruso llamado mayorka ”; “ yorsh , mezcla de vodka y cerveza”. Apesar de la gran información lingüística que nos brinda Padura a través de toda la novela, sin dudas, la inserción de elementos propios de la variante cubana del español en diversas formas (acortamientos fónicos, refranes, fragmentos de canciones populares, vocativos, interjecciones) representa un rasgo de marcado valor dentro de la producción novelística de este autor. 17 Lesbiana. 18 Órgano reproductor masculino.
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