Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen I
– 538 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier El uso del lenguaje es, sin dudas, un elemento esencial en la construcción de su mundo novelístico y en la refinada recreación de ambientes y personajes. Cuando en el ya citado discurso quiere dejar explicada la idea de que la novela no es un género literario, sino lo que él llama “un arte sui géneris, un arte autónomo”, vuelve a insistir en que el género debe abrirse al mundo “más allá de su lengua nacional”. Y esto hace pensar en que no se trata solo de presentar el uso de la variedad cubana de la lengua española como elemento sustantivo, sino del necesario vínculo entre el español de Cuba y el español general. Al leer algunas novelas de Padura objeto de análisis en esta aproximación, en documentos Word , hemos tenido el privilegio de apreciar los comentarios entre el editor y el autor de la obra. Se trata de un intercambio de diferente alcance; en ocasiones, de preocupaciones epocales a las que el autor responde con mucha precisión, en lo que seguramente influye su acuciosidad como investigador; en otros momentos, de cuestiones estilísticas, estrictamente gramaticales o de carácter dialectológico. En esos intercambios se identifica la necesidad de suprimir palabras o emplear sinónimos. Así, por ejemplo, en un momento ante el reclamo del editor de utilizar otra palabra: “¿mejor: exudaba?” Padura responde: “lo cambié por irradiaba: ver texto”. De casos tan simples, propios del trabajo editorial mismo, se va a otros de mayor complejidad en los que está en juego el uso de una determinada preposición: ante la duda del editor: “¿salidos por el puerto, o que salieron de la isla desde el puerto?”, Padura responde: “editor, tengo la duda: uno dice salir por la puerta. Este es el sentido en que utilizo el por. Pero si no es lo correcto, cámbialo por desde, o incluso, a través del puerto del Mariel… Decide tú.” Lo interesante aquí no es el cambio mismo sino la reflexión que subyace, la ejemplificación que se presenta y la solución que ofrece; es decir, estamos ante alguien que domina, de manera consciente, no ya el léxico de la lengua sino sus estructuras, funcionamiento y el valor mismo de la pragmática. Ese conocimiento de la lengua lo lleva a explicar el uso de registros y expresiones propias de la variedad cubana: frente a la duda del editor acerca de la expresión “donde único podían estar guardados”, Padura responde tajante: “es frase coloquial muy común en Cuba”. Otros ejemplos dan cuenta de la agudeza e importancia que le concede a la gramática. El editor le señala que parece que falta algo en la frase. Y Padura, sin ambages, le responde: “efectivamente, el verbo estaba omitido y lo agregué. No dice faltaba una palabra, señala que el verbo estaba omitido”. En este mismo sentido, llega a precisar la importancia del uso de las interjecciones, específicamente una recurrida, utilísima y común en el vocabulario del cubano, según él mismo afirma, que hace que el lector cambie absolutamente su percepción: “¿No es eso lo que ocurre cuando, en lugar de preguntarse ¿por qué soy cubano?, alguien se pregunta: «¿por qué coño tendría yo que ser cubano?»” (Padura 2015:9), con lo cual, reconoce vivamente la función expresiva del lenguaje y específicamente de la interjección.
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