Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen I

– 521 – Dos gramáticas chilenas preBello (1847) • José J. Gómez Asencio la prescripción y la enseñanza de la gramática castellana en la primera mitad del siglo XIX y antes de que viese la luz la obra de referencia por excelencia, la Gramática de Bello de 1847 y diese comienzo su señorío (Rosales 1944- 1946). Como ya sabíamos, Bello no se movía, en ningún sentido ni aspecto, en los territorios de esa grey gramaticográfica, ni conoció influencia de ella: era egregio y volaba alto. Pero unos cuantos textos como estos que hemos comentado parcialmente –en completo honor y reconocimiento del profesor Matus– constituyeron el caldo de cultivo en el que se formó buena parte de la juventud chilena que alcanzó a estudiar en las escuelas e institutos de enseñanza. Entre 1817 (Salas Lavaqui 1876) y 1847 se publican en Chile –autóctonos o importados– varios textos de gramática del idioma nacional. Para la ocasión, hemos seleccionado uno de cada clase y nos hemos aplicado a un examen de historiografía de la gramaticografía de carácter interno (y, no hace falta insistir ya más en ello, necesariamente limitado, parcial). Se producen más textos en ese período, sobre los que convendría arrojar luz desde perspectiva tanto inmanente como externa, alguno de ellos especialmente exitoso incluso después de 1847 38 . H-A y Z escriben textos para la enseñanza de la gramática española, libros para la juventud (3.2.). Se trata de gramáticas completas con sus cuatro partes canónicas y pequeñas desviaciones del modelo estructural prototípico (3.3.). Ambos se muestran apegados a lo que emanaba de la RAE, pero el grado de adhesión, aun sin ser total, es mayor en H-Aque en Z, quien por su parte amplía considerablemente el elenco de autores que le sirven de apoyo e inspiración (entre los cuales se encuentran H-A, Garcés, Gómez Hermosilla, Salvá, Condillac o el mismísimo Bello, según declaración propia) (3.1.). En resumen, y al menos en los aspectos aquí considerados (detalles supra en 3.4. 3.5 y 3.6.): tanto H-A como Z se mueven dentro de los parámetros de lo esperable para las fechas en la tradición gramatical española, sin ortodoxias ciegas con su pasado, con ciertas disonancias más o menos privativas y ciertos notas idiosincrásicas en el producto que elaboran y publican; con puntos de eclecticismo, proceder asimismo generalizado en esa tradición de la que forman parte; y con algunas incursiones en modelos renovados y en aires frescos, estas últimas mucho más patentes, más fuertes, más numerosas, más asimiladas e integradas, y más “actuales” en el caso de Z, quien a la postre –a pesar de su esfuerzo modernizador dentro de la tradición específicamente chilena (o precisamente por ello)– pasó sin pena ni gloria debido a la inmediatez con que siguió la renovación integral de Bello en 1847; pero alcanzó a configurar una obra propia y distinta, personal, y fue un digno representante de una corriente autóctona chilena de renovación del pensamiento gramatical heredado. 38 Estaba pensando en el Compendio de gramática castellana […] de Diego Narciso Herranz y Quirós (varias ediciones o reimpresiones en Valparaíso entre 1845 y 1859).

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